Como todas las potrancas de este mundo
Cabalgo me encabrito y al borde de la noche
Cedo mis ancas al jinete de las barbas del oeste
Para después relinchar gozosa sobre el prado.
Incapaz de monturas o de riendas,
Sólo el azúcar, las hierbas y los niños
Y este jinete de potencia de centauro
Para calmar mi sed
A pelo, entre los lomos.
("emma gunst")
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