martes, 2 de junio de 2015

Angelina Muñiz-Huberman (1936 )

Vilano al viento


Como no tengo raíces
no me entierro.

Ser errante,
ser sin polvo,
ser que no es ser.

Quien no tiene casa
no tiene muro.
Quien no tiene muro
no tiene yedra.
Tal vez hojas de árbol
y plumas de ave.

¿Dónde escribir entonces?

Si no tengo raíces
es que no tengo tierra.
Porque toda la tierra no es nada.
Si no tengo tierra
es que no tengo país.

No tengo país,
no tengo tierra,
no tengo nada.

A veces, en el camino, me siento a descansar.
Y amo el árbol que me apoya.
Y las hojas de cristal titilante.

A donde llego
soy extranjera
de pie leve
y mirada en tránsito.
Rodando de grano en grano,
piedra de río no pulida,
agua que no vuelve a pasar,
sol de cada amanecer.

Como he callado tanto
he olvidado el hablar.
Mis palabras nadie las entiende.
No hay eco que las repita.
De un silencio en otro silencio,
de una soledad en otra soledad.

Mis huellas desnudas sienten la tierra,
y la tierra es la misma en todas partes.
Pero yo no reconozco el tacto de la mía.

Desterrada aún sin haber nacido
ni siquiera me queda el recuerdo,
ni siquiera puedo rebuscar en mi memoria
ni un olor, ni un sabor,
ni un murmullo de no sé qué aguas cadenciosas,
ni un color, ni una forma,
ni paisajes, ni ciudades, ni calles.

Todo lo invento,
todo lo sueño,
todo lo presiento.
Como amante sin amado,
conozco el amor y no sé lo que es.

El viento, la lluvia y el sol
han golpeado mi piel
cada día del año sin herirme.

Pude escoger alguna tierra
y decir que era la mía,
pero no pude aprender a mentir.
Pude haber olvidado
lo que ya era un olvido
para sólo despertar mi memoria.
Me esforcé porque no muriera
lo que no había nacido.
Tuve entre mis manos
criatura sin forma
de sangre que yo perdía.

Creí que el mundo era redondo,
caminé, caminé, caminé,
pero no llegué.

Creí que el tiempo purificaba
y mis temores espesaron.
Los años corrieron.
Cuando volví la vista atrás,
era más el camino andado
que el por andar
y ni un signo,
ni un polvo,
ni un resquicio
en el mundo derruido.

Como siempre,
el invento de cada día,
la mirada que no se ve,
espejo roto, sin soplo.

Vilano al viento
es vilano en busca

de una tierra donde caer.


("emma gunst")

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