domingo, 31 de agosto de 2014

Uriel Martínez (1950 )

La luna

Soy la luna bruñida que un día
vislumbró el fin temprano
de James Dean.
Soy la puerta por donde ya no salió
repetida el aura de Marilyn.
Soy la carne duplicada de Frida
bajo nubes borrascosas.
El alma gemela que siguió
inútilmente el último aliento de Sylvia.
Soy la salida desesperada
de los que perdieron la sombra.
Soy el cielo, el viento, el fuego,
el agua de los sin brújula.
Un día presidí los salones
del cine Bella Época.
Fui el invitado especial
en alcobas de raso, en funerales
donde reinó el silencio.
Al paso del tiempo, como ellos,
los otros, presencié el fin.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Luna sin fin, luna al fin.

serteco3 dijo...

Nostalgia fúnebre de gran pantalla , sexo oculto en los rincones bajo la mirada de las estrellas.

Efrén Alfonso García Botello dijo...

Del cero al diez, este texto se saca un once.