Órdenes de amor
Amor mío, despiértame
a la hora bendita, alucinada,
en que un hombre solloza
víctima de sí mismo y ábreme
las puertas de la vida.
Yo entraré silencioso
hasta tu corazón, manzana de oro,
en busca de la paz
para mi duelo. Entonces
amor mío, joven mía,
en ráfagas la dicha placentera
será nuestro universo.
Despiértame y espérame,
amoroso amor mío.
1958
(fuente: Permiso para el amor, brevísima antología, sel. David Huerta, coedición SCGDF-Conaculta-ALDF-SEGDF, México, 2014.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario