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Han creado para ti la casa en ruinas y el bosque calcinado. A ellos te llevan, vendados los ojos, por el camino de zarzas. Te prohíben el descanso. También a ti te ofrecen vinagre cuando pides agua y cuelgan de tu cuello la campanilla de leproso. Los niños escupen tres veces en tu puerta. Algún efebo se ausenta y ríe y grita que ya nada necesita de ti. Todos se esconden para pronunciar tu nombre. Nadie viene con el cazo de caldo, el pan o la fruta. Saben que nunca habrá alguien tan osado de escalar los muros. Saben que no puedes escapar.
(Déjalos en el error. Que ignoren de dónde vienen las canciones. Siempre es mejor ocultarles por qué permaneces velando cada noche en ese rincón en el que ellos han creído sepultarte.)
(fuente: Manual de tentaciones, Tusquets editores, col. Marginales 179, Barcelona, 1999.)
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