Elegía futura
Cubren mis pies unos zuecos negros
y camino por este piso de barro rojo.
Así debió caminar una dama egipcia
con las babuchas que hoy sólo nos dicen
desde la vitrina de un museo
que alguna vez estuvieron
tan vivas como ahora mis piernas.
¿Llegará alguien
a mirar mis zuecos negros
en la vitrina de un museo?
Bellas artes
Mientras dormías escuchaba tu resuello,
profundo y lento.
Diríase que hasta joven.
Quien podría decir
que bajo tu corazón pesaban
tantos años de ser la maestra
en el arte de la sumisión
en la virtud de la mudez
en el vicio de no tocar.
(textos tomados de Un pequeño moretón
en la piel de nadie, ed. Verdehalago/Conaculta,
col. La Centena, México, 2005)
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