a)
Tres días después de su desaparición, me entero que Karla Elizabeth, de 16 años, ya no volvió a casa. Esa noche una amiga de la familia pega un aviso, su rostro en una hoja bond, en las puertas corredizas de abarrotes El Tecolote. En la fotocopia se precisan los datos telefónicos de la madre, particular y móvil, una sexoservidora que trabaja en los hoteles de los alrededores. Aunque la familia dio parte a las autoridades, ésta se desentendieron del hecho. KE salió a las 21 horas del trabajo, una tienda de ropa cercana al barrio, pero no llegó a casa. Con ella también desapareció su compañera Paty. Tiempo después me entero que KE regresó, junto con su amiga y los novios de ambas, de un viaje a la playa.
b)
También la tarde del mismo día, a la hora del almuerzo, me informan que cinco meses atrás desapareció un matrimonio, ambos cuarentones, en la remota ciudad de Torreón. Ellos habían viajado a una subasta de implementos agrícolas a efectuarse en las instalaciones de la feria. Ya estando ahí, la señora avisó que iba al tocador. Como ella se dilatara, el marido fue a buscarla, pero ni uno ni otro regresaron.
Días después entraron sendas llamadas de sus móviles al domicilio de los familiares para avisar que los mantenían secuestrados, pero antes de avisar en dónde, el motivo y el monto a pagar del rescate, se interrumpió la comunicación de forma abrupta. Más adelante se repitieron los telefonazos de los secuestradores para exigir distintas cantidades por uno y otro, aunque intempestivamente se suspendía el diálogo. Sólo la semana pasada, Fernando, amigo de la familia, se percató de que su conocida Pilar, hermana de la desaparecida el pasado septiembre, vestía de luto, aunque se abstuvo de preguntar cualquier cosa. Se presume que los delincuentes finalmente sacrificaron a la pareja de esta ciudad, a donde vine a buscarte, infructuosamente.
c)
Sin saber a ciencia cierta si te encontraría, salí de mi lugar de origen a primera hora, en ayunas y sin el baño obligatorio. Luego de instalarme en el hotel de costumbre me reporte con mis amigos, con quienes comí ese viernes. Salí luego a buscarte en el lugar que te conocí, el cine Eldorado, sitio exclusivo de películas cinco equis. Pero era viernes y acaso te habían ampliado el horario de trabajo. Por esa razón volví el sábado, pero también fue infructuosa la búsqueda, la espera, la incursión, el viaje de cinco horas a esta ciudad, en donde estuve el pasado diciembre, una semana previa al año nuevo. Mañana viajo de regreso a mi lugar de origen y por la noche me informaré de los finalistas de los premios Oscar de Hollywood. No será posible verte antes del "puente" del uno al cinco de mayo, cuando la alerta roja del virus AH1N1 esté encendida y luzcas, para variar, más entrado en kilos y en años.
d)
El pago de cien mil dólares a cambio del rescate de un hombre de 30 años que sufrió un secuestro durante cuatro días, que sus captores mantuvieron oculto al fondo de un pozo agotado y con los ojos vendados, no parece poco, pues es equivalente a más de un millón de pesos.
La noche del once de diciembre pasado, 2008, este hombre fue privado de su libertad al llegar al casco de la Hacienda de Víboras, donde vive. Aunque se desconoce el número de participantes en el hecho, se sabe que fue trasladado a un municipio vecino, donde lo mantuvieron con los ojos vendados y sin agua ni alimentos, mientras los secuestradores negociaban con la familia.
Es de suponerse que mientras estuvo retenido, los familiares se abstuvieron de dar parte a las autoridades para evitar poner en peligro la integridad del mayor de los hermanos, aunque un delito de esta clase se investiga de oficio, sin que haya de por medio denuncia alguna. Lo cierto es que tiempo después me dicen que la desaparición y exigencia de rescate obedeció a que el hombre de 30 años anda "en malos pasos"...
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