viernes, 7 de mayo de 2010

EN LA PELUQUERÍA

Mientras desvaneces las canas
de mis sienes, deja zambullirme
en un sueño de milenios,
copado por tus manos múltiples.
Mientras paseas navajas
por la nuca como un ensayo
de preocupaciones filosóficas,
permite que me hunda en el sillón
de patas giratorias como el mapa esférico.
De esta casa de espejos encontrados,
saldré pulcro y renovado, con orejas
nuevas, de vértices hacia el firmamento.
Mientras me enjabonas la barba
y pules los ojos de la cuchilla,
permite que la manzana
de Adán recobre viejos matices.
Con tu aliento de barro,
con tus dedos de agua sabia,
poco a poco, guardián de mi sueño,
descenderé callado por apagados toboganes.

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