Voy como un fantasma por la casa
Voy como un fantasma por la casa:
releo los magníficos escritos del pasado
o salto la comida convertida en pesadilla
y martirio de su propio enunciado:
el hombre es lo que come.
¡Así me trago montañas de vino aguado
y la vida en la ciudad resplandece de horror
de aire tumefacto y sumiso al servicio
del cáncer más pestilente y sonoro!
No hay esperanzas de inmortalizarse
en el devenir de un día igual
a otro: ¡sólo los gatos insisten
en no huir, en calmar el deseo
de semen y sangre!
("revista altazor", traducción emilio coco)
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