sábado, 1 de junio de 2019

Walt Whitman (1819/1892 )

Veintiocho muchachos



Veintiocho muchachos se bañan en la orilla,
veintiocho muchachos , y todos tan cariñosos;
veintiocho años de vida femenil y todos tan solos.

Ella es dueña de la bonita casa que se alza sobre la ribera,
se oculta elegante y ricamente vestida tras las persianas.

¿Cual de los muchachos es el que más le gusta?
Ah, el más feúcho es el que parece más bello.

¿Adónde va, señora? Que la veo,
salpica allí en el agua, aunque permanece totalmente
inmóvil en su cuarto.

Bailando y riendo por la playa vino la vigésimo novena bañista,
los demás no la vieron, pero ella sí que los vio y los amó.

Las barbas de los muchachos relucían húmedas, el agua
corría por sus largos cabellos,
arroyuelos recorrían sus cuerpos.

Una mano invisible también pasaba por sus cuerpos,
por sienes y costillas descendía temblorosa.

Los muchachos flotan boca arriba, sus vientres sobresalen
bajo el sol, no preguntan quién se les prende con fuerza,
no saben quién jadea y declina con un arco colgante
y que se curva,
no piensan a quién empapan de espuma.


("trianarts", trad. antonio rivero taravillo)

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