Inocencia
Se rieron de mi amada…
la colina triangular que pendía
bajo Big Forth. Dijeron
que estaba encadenado a los setos de espino
de la vieja granja y no conocía el mundo.
Pero yo sabía que la puerta del amor a la vida
es la misma puerta en todas partes.
Avergonzado de la que amaba,
la arrojé de mí y la llamé zanja,
aunque me sonreía con violetas.
Pero ahora he vuelto a sus brazos de brezo;
el rocío de San Martín cubre
los tallos blanqueados de las patas.
¿Qué edad tengo?
No sé mi edad,
no tengo edad mortal.
Nada sé de mujeres,
nada sé de ciudades,
no puedo morir
si no salgo de estos setos de espino.
Conmemòrame
Conmemórame donde haya agua,
agua de canal, a ser posible,
tan calma y verde en el hondo verano.
Hermano, conmemórame así, bello,
junto a una esclusa donde ruge un Niágara
de cascadas para el tremendo silencio
de quien se sienta a mediados de julio. No
hablará en prosa
quien encuentre el camino a estas islas-
Parnaso.
Un cisne inclina la cabeza con sus muchas
disculpas,
la fantástica luz cruza ojos de puentes…
y, mirad, una barcaza llega llena de mitos
de Athy y de otras villas remotas.
Conmemórame sin tumbas de héroes bravos,
basta un banco en el canal para el paseante.
("fernando nombela", trad. fruela fernàndez)
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