La miel
La manera de demostrar la pureza de la miel consistía en colocarse un poco en la palma de la mano y frotársela con la otra, repetidas veces: si la miel fura realmente pura desaparecería sin quedar pegajosa y si fuera falsificada quedaría pegada y produciría pequeños cristales viscosos de azúcar que se adherirían a la mano, y sólo podrían quitarse con agua y jabón.
("el gran arte", ed. cal y arena, méxico, 2011, trad. miriam lópes moura)
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