Hotel Conde
De pie, cruzado de brazos
como vigía del mundo
estoy a las puertas
del Hotel Conde.
De aquí salen parejas
agradecidas con la noche,
la lluvia; con todos.
Desde aquí escucho
ladridos de mascotas,
la piel tenue de felinos
que esperan un bocado.
No espero la lluvia
ni espero ventarrones
que cierran de golpe puertas,
ojos y ventanas.
Quizá me alcancen los primeros
rayos de sol de un jueves,
un lunes, un mayo
que ya se acerca.
De pie, cruzado de brazos
aquí permaneceré
hasta tu arribo.
[Inédito]
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