martes, 31 de julio de 2018

Natalia Figueroa (1983 )

M



Ver salir a los pequeños del sjolío me recuerda
cuando esperaba a mi hermana fuera del kinder.
Era especial reconocernos
después de semanas de estar en Santiago
estudiando.
Su frágil cuerpecito entraba en mis brazos
que la levantaban y nos llenábamos de besos la cara
el cuerpo.
Ella pesaba tan poco.
Escribía Amo a mi hermana y mi hermana me ama
y recuerdo cuando mamá cumplió años y escribió Ámame
mamá.                         Era cuando aprendía la eme.
Ahora ha cambiado.
Cumple quince años, no me invitó a su fiesta
parece que no entiende mi humor
se escabulle si quiero abrazarla
me dice ojalá no vuelvas. Mi padre me ha dicho
que no sienta pena por cosas de niños pero no sé
cómo evitarlo, ahora que paso frente a la escuela
y llega a mis hombros la ausencia de bracitos de hermana
como si mi cuerpo deseara
que volviésemos a aprender la eme.




Invitación



ven a escribir en mi espalda
 la última línea
de tu estúpido poema



("revista lecturas" y "cyber humanitatis")

1 comentario:

Uriel Martínez dijo...

Me escribe un amigo: Qué bueno "Invitación". El otro, conmovedor.
Natalia creció en el mismo pueblo que yo.
Ella dice: "Soy de La Serena, pero en mi trabajo no tiene influencia la dimensión territorial".
En el "mío", quién sabe. Eso sí, me acuerdo de los atardeceres "sangrientos" de La Serena. El efecto del sol en las nubes sobre el mar. Etcétera.

Yo le respondo: Qué pequeño es el mundo.
Él me contesta: Sí, más pequeño que saturno.
Yo le contesto: Qué pequeñitos somos nosotros; y ahí vamos con un enorme Ego.