Dime tu nombre ahora que perdí
Dime tu nombre ahora que perdí
casi todo, un nombre puede ser el principio
de algo. Escríbelo en mi mano.
Como tus dedos – como el polvo se
inscribe, desazonado, en los caminos y los
lobos manchan el manto de la nieve con las
señales de su hambre. Susúrramelo al oído.
Como si trasladaras las palabras de un libro
hacia otros adentros - así conquista el viento
el tímpano de las cuevas y entra la calidez del verano
en la casa fría. Y, antes de partir, pósalo
en mis labios lentamente. Es un poema
azucarado que se derrite en la boca y arde
como la primera menta de la infancia.
Nadie olvida un cuerpo que tuvo
entre sus brazos un segundo – un nombre sí.
("índigo horizonte", versión nuria p. serrano)
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