Boca de iguanas
Cuatro caballos en los ojos del caimán adormilado:
mi flaca lo vio quemarse al mediodía.
Un poco de agua y la instantánea para el recuerdo. Detengámonos
un poco: la sonrisa de paloma, el cuerpo
bronceado, las flores
blancas sobre fondo negro.
Cuatro extranjeros por allá, un bar y la playa sola.
No había olas, sólo las caderas
de mi flaca sumergidas en el agua.
Sentado sobre la arena habité en el rojo.
Nunca hubo castillos, viernes o lunes
o toda la semana para repetir el aleteo de las gaviotas.
Lo que más veo es el aire
y la espalda de mi flaca alejándose desnuda en nado mariposa.
Fui mar y murmullo erecto a su regreso.
Extendí la toalla para cubrirla de un frío inexistente.
Olfato y lengua: sólo olfato
y nube para estar en su párpado izquierdo.
("zoom", pdf)
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