Mujer y perros
A Augusto, que la conoció
Recuerdo en Lima una mujer, una cansada
sombra de pordiosera que juntaba
perro a perro como los frutos de su vientre.
Eran canes de paso, animales
manchados, negros, hoscos, melancólicos hijos
que la escuchaban en el suelo y lamían su mano
agradecidos de una llaga,
un harapo mejor, un simple hueso.
Una mujer que se sentaba en una plaza
y cosía el alba y el ocaso al calor
húmedo y triste de sus perros.
("vallejo & co")
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