Os he visto...
Os he visto. Sé quiénes sois.
Observáis escaparates, conducís por la derecha,
respetáis los pasos de cebra.
Las tradiciones, el turno, las colas.
Acudís a la cita con el dentista,
pasáis la ITV cuando toca,
y si hay que renovar las ruedas
cada cuarenta o cincuenta mil kiómetros,
se renuevan.
Aproximadamente.
Sé que amáis a vuestros hijos,
a vuestros maridos y mujeres
y acompañásteis, o lo haréis en su momento,
a vuestros padres en el camino hacia la muerte.
Hacéis listas de la compra,
pero os dais algún capricho,
y, cuando toca hacer dieta,
se hace.
Votáis siempre.
Avisáis con antelación,
respetáis los contratos.
Volvéis atrás para comprobar
que están apagados el gas y las luces.
Hace meses que tenéis las vacaciones planeadas.
Reservado el hotel y los billetes,
apalabrado un chófer.
Cerradas las ventanas, bajadas las persianas
(aunque no del todo) y bien echada la llave.
Tres. Cuatro vueltas.
La mejor ruta posible. Una batería de reserva.
Un vecino regará las flores,
alguien se ocupará del perro.
Se acumulará, es cierto, algo de polvo,
pero, salvo por eso,
todo estará perfecto a vuestra vuelta.
Os he visto. Sé quiénes sois
y solo quiero deciros que vosotros,
vosotros también,
suplicaréis clemencia.
("la mirada del lobo")
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