Para recuperar la infancia, una canica.
Para la adolescencia
un beso,
un verso,
una esperanza.
Para la juventud,
un compromiso
de amor definitivo.
Para la madurez,
quizá la rebeldía,
la eterna,
renovada,
incombustible rebeldía
de aquellos viejos derrotados
que nunca
se dieron por vencidos.
("rua das petras.blogspot")
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