No me llames...
No me llames sanguinaria,
salvaje tú,
que espías mi corazòn
desde tu sucia nube
y en el vientre de un avión,
a baja altura, vuelas
sobre mí en círculos mortales.
Amado, no te estrelles
buscando acorralar
esta agonía diáfana,
de fugas y promesas,
con tu aparato lastimoso.
(texto tomado de Poemas impuros, ed. Bruguera, Barcelona, 2008.)
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