viernes, 24 de julio de 2020

Louise Glûck (1943 )

Quemar hojas



No lejos de la casa y el establo
el labrador está quemando hojas muertas.
No es que se esfuman voluntariamente
hay que empujarlas un poquito
como el granjero que cada año azuza las hojas
hasta que largan olor a humo.
Y por una hora más o menos, están muy animadas,
y arden como algo vivo.
Cuando el humo se va, la casa está segura.
Una mujer está en el fondo
doblando ropa seca para un cesto de mimbre.
Termina, así, hasta el año próximo,
la muerte haciendo lugar para la vida,
todo el lugar posible,
pero quemar la casa sería demasiado.
Atardecer. Al otro lado del camino,
el labrador está barriendo la ceniza fría.
En ocasiones algunas escapan, vuelan inofensivas en el viento.
Después el aire vuelve a estar quieto.
Donde hubo fuego, queda tierra desnuda cercada por rocas.
Sin nada entre la tierra y la oscuridad.



("poesiacontraelasilamiento", trad. eugenia santana goitia)

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