El tahúr
Pálido rostro, con crispada mano
sobreel tapete su jornal coloca,
y a la fortuna con afán invoca,
pero la invoca el miserable en vano.
La baraja es su dios. Vil e inhumano
los mudamientos del deber sofoca,
y en el garito la honradez apoca
y de ser criminal se siente ufano.
Y mientras èl enloquecido juega,
abrumadora y arrollando todo,
a su hogar, imperiosa el hambre llega.
La seducción trabaja, el oro esplende,
y al lecho conyugal mancilla el lodo
o la primicia virginal se vende.
("poesía", edición uv-xalapa, veracruz, méxico, 2008)
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