viernes, 3 de agosto de 2018

Margarito Ledesma (1887/1974 )

Como Julieta con Romero



El corazón humano de la gente

es cual una vejiga que se llena.

Echándole más aire que el prudente,

se va infle e infle hasta que truena.

Y ya que el mío también es de cristiano,

se ve muy atariado y sumergido,

pues si siguen cargándole la mano,

el día menos pensado da el tronido.

Ya ves, tus papás no se convencen

y no me dejan platicar contigo.

Está muy bien, yo no los contradigo;

pero siempre está bueno que lo piensen.

 Pues no pueden hallarse muchas veces

personas, como yo, que sean honradas,

que sepan aguantar sus pesadeces

y no anden con chismes ni asonadas.

Yo procuro granjearlos cuanto puedo

y les doy la banqueta y los saludo

y me echan unos ojos que da miedo.

Y aunque ven que uno sufre y que se afana,

parece que les tiene sin cuidado.

Ya ves, ya remacharon la ventana

y al zaguán le metieron un candado.

De arrimarme a tu balcón no hay modos,

ni pisando quedito y sin botines,

pues sale tu mamá y me avienta orines

y grita cosas para que oigan todos.

La verdad que ya yo me desespero,

si siguen así estos asuntos,

no hay más remedio que enyerbarnos juntos,


como lo hizo Julieta con Romero.


("letras libres")

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