Balazos
No me voy a disparar
en la cabeza, y no me voy a disparar
en la espalda, y no me voy a colgar
con una bolsa de basura, y si lo hago,
te prometo que no lo haré
en una patrulla mientras estoy esposado
o en la celda de un pueblo
del que sólo conozco el nombre
porque tuve que atravesarlo
para llegar a casa. Sí, puedo estar en peligro,
pero te lo prometo, confío en que los gusanos
y las hormigas y las cucarachas
que viven bajo el piso
de mi casa harán lo que deben
con cualquier carcasa más de lo que confío
en que un oficial de la ley de la tierra
cierre mis ojos como un hombre
de Dios haría, o me cubra con una sábana
tan limpia que mi madre podría haberla usado
para arroparme. Cuando me mate, me mataré
del mismo modo que la mayoría de los gringos,
te lo prometo: humo de cigarro
o un pedazo de carne con el que me ahogue
o tan jodido que me congele
uno de estos inviernos que seguimos
llamando el peor. Te prometo que si escuchas
de mí muerto en cualquier lugar cerca
de un policía, ese policía me mató. Me arrancó
de nosotros y dejó mi cuerpo, que es,
sin importar lo que nos enseñaron,
más grande que la suma que una ciudad puede
pagarle a una madre para dejar de llorar, y más
hermoso que una bala reluciente
pescada en los pliegues de mi cerebro.
("astillero", trad. herson barona)
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