Antes del desorden
Yo caminaba por la Avenida Macul. ¿Qué edad tenía?
¿Veintidós años, veintitrés años?
Sobre los plátanos orientales
El sol otoñal
Se deshacía como el vitraux de una iglesia abandonada.
Yo no buscaba ningún recuerdo
Pero vi brillar ante mí los soles de tu ausencia.
Yo me sentaba en la terraza de Los Cisnes frente a una cerveza
Un pobre carrusel de fiesta de pueblo giraba en mi mente
Y me impedía leer el diario de la tarde
y hacer el pronóstico de las carreras
Un amor que yo aún desconocía se me reveló en una pequeña
nube rojiza
Aunque sólo me esperaba el silencio de la pensión donde
debía regresar
Acompañado por una lámpara que yo creía era el faro de todos
los encuentros
Y un espejo que reflejaba sólo moradas irreales
Y un futuro donde ella me esperaba junto a una muchacha
nacida junto a dos peces divergentes.
("los dominios perdidos", ed. fce, méxico, 1995, tercera ed.)
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