El caballo
Me desperté en medio de la noche y encontré
a un caballo muy quieto sobre mi cama.
Amigo mío, qué alegría verte, le dije,
está nevando y debías sentir frío
y soledad en tu establo allá abajo
junto al granjero y su esposa, ambos muertos.
Déjame que te arrope y compruebe
si hay algún terrón de azúcar en la cocina,
como el que vi una vez a un hombre con chistera
darle a una yegua en un circo. Aunque temo
que te hayas ido cuando vuelva; de modo que mejor
será quedarme en tu compañía en esta oscuridad.
("el hombre aproximativo", s/c al traductor-a)
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