domingo, 21 de diciembre de 2014

Uriel Martínez (1950 )

Beatus


no espero a nadie
sólo que la lluvia escampe
y se levante la niebla
para ver claro.

nadie me espera, nadie
me recuerda, excepto
el tarro de café y el CD
de Arvo Pärt que gira.

nadie toca a mi puerta,
nadie levanta los bordes
de cama, el mantel, párpados,
labios.

nadie toma con las yemas
la fruta, la cebolla morada,
el lomo del libro, las sinuosidades
del poema que despierta.

no espero a ninguno mientras
la espiral de tabaco asciende,
el vapor del café temprano,
la oración queda del viernes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

La soledad es una fiel compañera. Amanecer otro día más junto a ella, el olor a café y el aroma del amanecer me basta al incorporarme hacia la vida. Me encanta que no uses mayusculas en el poema, me siento más cerca al poeta.