miércoles, 31 de diciembre de 2014

Enrique Serna (1959 )

El nixtamal hierve


El aroma a pescadería lo torturaba tanto como el dolor de testículos y recrudecía su sensación de impotencia, , más hiriente a medida que Fabiola, exangüe y desmorecida, se acercaba al paroxismo con una secuencia de gritos cortos y agudos primero, largos y roncos después, que culminó con un prolongado lamento de cante jondo, la rúbrica sonora de un orgasmo espectacular.


(fuente: El miedo a los animales, ed. Punto de Lectura, México, 2011)

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