Vagones abandonados...
Vagones abandonados,
aquella estufa en el patio trasero de los vecinos
que se llevará el sábado el camión de la basura,
los ejes de tracción pesada de la refaccionaria Diesel,
todo eso cinceló el cielo de Altos Hornos.
Miles de obreros marcaron su tarjeta al amanecer
y al ocaso.
Cuando regresaban a sus estrechas casas de la periferia,
el rojo seguía en su nariz,
en los pómulos,
en el pabellón de las orejas,
en el sudor ácido de la frente.
(fuente: "otra iglesia es imposible")
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