domingo, 25 de mayo de 2014

Brane Mozetic (1958 )

Escucho a la gente...


Escucho a la gente asombrado. Tantas
cosas tienen que contarse, tanta cultura, elocuencia,
sabiduría. El del pantalón roto explica el complicado
abastecimiento urbano de agua, la gordita de mi lado
la explotación perpetua de África, un tercero los detalles
del nuevo papel de tal actor en tal película que, por
lo visto, acaba de estrenarse. No la he visto, por lo cual
debería sentir vergüenza y desear que me trague
la tierra. Un conocido, sentado a mi lado, de pronto sale
con la pregunta de cuál es mi postura ante la crisis de
Oriente Medio. Me quedo petrificado. Aunque podría
haber previsto que querría charlar. Murmuro
unas frases para acabar aguándole la fiesta.
En vez de iniciar un lujoso intercambio de ideas,
posturas y visiones, me quedo absorto deseando
que no me pregunten nada más. Abro una revista
y busco anuncios. Como si fuera algo urgente.
Me siento tan solo ahora que podría publicar yo un anuncio,
me digo, aunque enseguida me entra la duda de cómo
podría conversar y sobre qué. Examino el formulario
que hace falta rellenar y se me pone la piel de gallina.
Mi película favorita, mi libro favorito, cinco cosas
que me llevaría a una isla desierta, la pareja que
busco y oh, qué espanto por qué merezco que
me conozcan. No soy capaz de rellenar nada,
como si nunca hubiese pensado en esas cosas,
en nada de eso. Mi comida o bebida preferida.
Pero si nadie me ha preguntado eso nunca. Jamás.
Perplejo y frustrado, cierro la revista.
Miro con tristeza a mi conocido, estará aburrido,
espero que se apee pronto y que nadie más se meta
conmigo. No sé de dónde me viene la idea de que
me enseñaron a callar. Todos los que he conocido, sobre
todo mi abuelo, nunca paraba de hacer cosas, sus palabras
eran escasas, sólo las necesarias. No recuerdo haber
oído disertar, al menos no delante de mí. Y nadie
me preguntaba cuál era mi comida preferida. O qué
quería. Callábamos también el muchacho vecino y yo
cuando nos abrazábamos.


(fuente: "la mirada del lobo", sin crédito al traductor.)

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