jueves, 3 de marzo de 2011

FASSBINDER VON KANT

Die bittere träne der Petra von Kant es una de las películas que me marcó. Se estrenó cuando era adolescente, en el Goethe Institut y quedé fascinado por Petra, su personalidad, su carrera, sus éxitos profesionales y sus fracasos emotivos. Intrigado por su soledad; por la imposibilidad de encontrar derroteros emocionales.

Colocar a alguien en la posición de ser amado, según Petra, es la fuente del sufrimiento más seguro e intenso. Elevar a alguien como ser amado es condenarse a la infelicidad. Desde lo alto de esa fortaleza derrotada, ebria, vestida de verde, el amor aparece como una forma de desequilibrio, como una invasión masiva e incontrolable que priva al sujeto de todo asidero.
Por un lado se plantea la consabida cadenita del amor: Marlene ama a Petra que ama a Karin que ama a su esposo. Cuando despechada por Karin, Petra se vuelve hacia Marlene, entonces ésta se va... ¿Este acto es una muestra de amor? ¿Tiene como objetivo de no hacerle daño? o simplemente se va Marlene, la fiel esclava, porque sólo desde las sombras puede estar cerca de la amada, porque no toleraría su cercanía, por el vértigo que significaría estar a su lado, porque lo que quiere es la posición masoquista de víctima y entonces huye en busca de la infelicidad que es su goce...
Fassbinder plantea las paradojas de la vida amorosa de la forma más lúcida y sin concesiones. Inaugura un discurso sobre el amor como la forma más extrema de la soledad.
Las desgracias de Petra me permitieron encontrar un ámbito fuera de una tradición en la que yo no tenía lugar, que me era profundamente ajena. Ni me reconocía, ni quería hacerlo. Además, la película ritmada con música de los Platers y de Verdi, forma parte del ámbito musical de mi vida adolescente: de aquella lejana época en la que las canciones tenían un argumento estructurado.
Yo llegué a creer que el mundo que describía Fassbinder era el marco emocional de Alemania, ignoraba que lo odiaban en Alemania y que lo que expresaba era su escepticismo para ubicarse en las coordenadas emocionales de su sociedad que oscila entre el éxito económico y profesional y el anhelo amoroso. Estos no confluyen. Hay triunfos económicos, profesionales, políticos, sociales…; pero los logros amorosos son más bien del orden de los descalabros, de los fracasos, de las equivocaciones, de la ceguera. Tampoco hay que tirarse al melodrama y mucho menos desgarrarse las regias vestiduras sobre todo si llevan la marca de von Kant. Es con ese escepticismo como hay que circular...


(Rainer Werner Fassbinder -1945/1982- nos enseñó a ver de otro modo el melodrama a través de personajes femeninos atormentados por la sed de poder y por el hambre de amar, en una sola película, "Las amargas lágrimas de Petra von Kant" (1972), un tour de force escenificado en el espacio cerrado de un departamento. Originalmente su autor escribió el libreto para teatro, que luego tradujo a guión cinematográfico, producto de arte que permanece sin marchitarse en la memoria de los que entonces éramos jóvenes y anarquistas. Nota del doctor Antonio Marquet, clonada del blog 'mester de jotería.')

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