Soy otro poeta
No me visita la Diosa poesía,
después de haber jugado en mi cama tantos años,
bajo juramento mi soledad le ha confesado:
“El poeta ya no se hace daño”.
La maldita no soporta verme sobrio,
dobla mis espejos, desdobla mis sueños,
un millón de palabras suenan, suenan, suenan...
hasta que mi serenidad levanta su tormento.
No entiende que soy otro poeta,
ya no quemo mi cerebro a metaforazos,
disfruto más el fuego de cada palabra
y prefiero la templanza al azur maldito.
Como si nunca hubiera masticado vidrio,
tragando millones de palabras por segundo,
ahora puedo crear sin límites,
respiro cada vez mejor, respiro cada vez más libre.
("omni-bus")
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