La flaca
La flaca de enfrente llega
temprano, de lunes a sábado
pasa la escoba por el porche,
el patio y después recoge las hojas
que el viento desprende de árboles.
La flaca deja temprano a sus chicos
en la escuela, les prepara el lonche
a primera hora de la mañana.
Como es su costumbre los bendice
y besa a cada uno en la mejilla.
Los hijos de la flaca saben
que cada mediodía regresarán
solos a casa, que mamá trabaja
para todos.
Cada mañana la flaca de enfrente
me saluda y me desea un día de ventas
buenas, de relaciones públicas
de primera. Ella no lo sabe
pero llevo una medallita de cobre
en el pecho con su nombre.
Que el Señor la guarde por muchos años,
dice mi amuleto.
[Inédito]
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