Sin saberlo a ciencia cierta...
Sin saberlo a ciencia cierta,
A se lavó y salió a la calle
en busca de B.
Antes de encontrarlo permitió
que su cuerpo despertara al otro,
el desconocido.
B en cambio salió de casa
con un preservativo, un gel
suavizante y nuevos bríos.
Antes de reconocer el cuerpo
y el calor de A, B supo que era
él, el esperado.
No fue necesario que A
corriera la cremallera del otro,
B lo hizo por sí mismo,
como quien tira el anzuelo.
A aceptó el reto
como el hambriento al final
de la Cuaresma.
B rodeó con abundantes
extremidades calientes al
otro, el intuido. Etcétera.
[Inédito]
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