El incendio
en la cervecería de la esquina
conocí a gilberto, ahí donde
ahora es tienda de juguetes
asiáticos
en esa casa de puertas grandes
vivió páez, mi
compañero de escuela
que luego quedó ciego
en aquel punto estuvo
el bar Numancia en donde
era frecuente ver a
julio, muerto en la frontera
¿ves aquella farmacia?
pues ahí fue el bar Ritz,
a donde yo iba
algunas noches.
Sé que esto no te dice nada
pero un buen día llegaron malos
tiempos y todo desapareció,
como un mal presagio.
[Inédito]
4 comentarios:
Uriel:
Siempre espero los domingos para saber qué te traes entre ceja y oreja. Gracias. Feliz año 2017 y todos sus domingos.
Las llamas del olvido arrasan la memoria. Nostálgico poema. Abrazos
Un abrazo grande desde Perú. Un privilegio acercarme a tus versos.
El pasado es tan personal y permanece vivo en el recuerdo. Es encantador tu poema
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