Pero nunca, mi niño viejo...
Pero nunca, mi niño viejo,
entenderás
la humareda de los trenes
y el silencio de Gounod
cuando te fuiste;
el aire espeso que heredaste
a noviembre en el aletear de las libélulas,
y esas formas de quebrarme
con una palabra, una sonrisa;
con un gesto duro que cultivó tu padre
con sus manos
y no supieron las mías cómo borrar
con besos ni pasiones ni con irme.
("libre de sospecha, antología boreal", uanl, monterrey, méx., 2016)
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