domingo, 18 de noviembre de 2018

Uriel Martínez (1950 )

Cenizas


Nadie tiene en mente irse de este mundo
la víspera me dijo el vendedor de planes
funerarios el lunes; prometió volver pronto,
la siguiente quincena.

Lo vi alejarse como la ambulancia que va
ciega antes del desastre del loco que quiso ganarle
el paso al tren, antes incluso de solicitar
el tanque de oxígeno medicinal de la abuela.

Ya es mediodía del primer día de semana
y no he elaborado el menú caníbal que sacie
esta espera de septiembres, de otoños
por venir, de hojas secas por arder.

Imagino la urna de hueso colmada de cenizas,
el esparcido de las mismas en algún pico del pueblo,
el viento entre las ramas al tiempo que alguien
musita una oración en un latín olvidado.

Veo una Chevrolet amarilla de los años 50
detenida cerca de las vías del Southern Pacific
que traslada al norte coches ensamblados;
carga de coronas de flores para el muerto.

Nadie piensa que un día colgará los tenis,
ninguno elabora un bosquejo de testamento,
ni el índice de sus memorias. Nadie es responsable
de su suerte.


[Inédito]

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