20 de Noviembre de 2016
Marcela fue un toro.
Entre los lunares
de la capa morena en su piel
se asoma un planeta rojo
volcán extinto en la muñeca de su mano
sin señal
de trágicas batallas
y veneno.
Ayer manejé
y Marcela era copiloto
en sus labios gruesos
los semáforos
de verde a rojo
formaron la espalda abultada
y el pelaje tan oscuro
en que muere la noche.
Marcela fue un toro salvaje
libre y sin dueño
que vive en la meseta
de los cerros olvidados
donde se reproduce
la naturaleza
y de los extremos
a la vista plana
se exalta la violencia
de toro salvaje
que nunca será
marcado
por el hombre.
Le dije a Marcela
sé lo que fuiste
en tus vidas
anteriores.
Mi esposa
siguió con su vista oscura
en el coche de enfrente.
Aguscalientes, Aguascalientes
("diario de una poeta recién casada", ed.lunamía, morelia, 2017)
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