La cuadra
El tacto de la harina en las manos nocturnas,
nuestra humilde nieve natal
que Dios nos manda.
En la boca del horno
el fuego con su canto de gallo.
La noche cae más densa al fondo de la cuadra,
los panaderos con sus gorros níveos
van y vienen detrás de los tablones,
trabajan para el mundo que duerme.
Es el silencio blanco en la hora negra,
el termo de café,
los cuentos de lejanos burdeles;
puedo mirarlos adentro de las sombras,
sobre su piel se va adensando la blancura
y la piedad de los nevados árboles.
Antes que las palabras fue la cuadra de mi vida,
hombres de gestos nítidos,
copos de levadura,
fraternidad de nuestra antigua sangre.
Los sigo viendo insomnes en la noche,
ya completan la carga de sus cestos,
rojea el horno apurándolos.
A un punto de la sombra todos se desvanecen,
casa por casa el pan se repartió,
la cuadra ahora esta llena de libros,
son los mismos tablones alineados, mirándome,
gira el silencio blanco en la hora negra,
va a amanecer, escribo para el mundo que duerme,
la harina me recubre de sollozos las páginas.
("no me quites paz")
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