domingo, 21 de mayo de 2017

Uriel Martínez (1950 )






                                                   
                                               
                                                  EL BESTIARIO DE JULIA PASTRANA
                                   

1
a) Las locas siempre han proliferado en México, como los conejos, los piojos y otros parásitos, la sarna, los mayates, los vagos, los priístas, los malvivientes, las enfermedades venéreas, las casas de citas, las cartomancianas, los ambulantes y pordioseros. Salvador Novo no se cuestiona de dónde proviene y por qué el término "loca", pero es lógico suponer que se le llame loca a aquella persona que ha perdido la cabeza o la tiene fuera de lugar. Entonces la loca es "irregular", "asimétrica", "rara" o "diferente"; puede presentarse con el pelo trasquilado, teñidos los pelos del color del elote tierno, la zanahoria sancochada, el azul pálido del moribundo o el verde pistache de aquellos pantalones de Terlenka acampanados de los años sesenta del siglo pasado. No se sabe si la loca por naturaleza es exhibicionista o si es parte de su perfil de "rara". Lo que sabemos por boca del propio SN (*) es que en tiempos de Nezahualcóyotl la loca moría apedreada o en una montaña de leños, tragada por las llamas: de donde se tomó la imagen religiosa del ánima sola, seguramente.

b) El español es rico en términos para designar la misma cosa. Así tenemos que a la loca se le llama joto, marica, puto, choto, sol, somético, homosexual, etcétera. Nuestro idioma, en su variedad y riqueza, se presta para elaborar metáforas, alegorías y retruécanos en torno a un sustantivo. Así, a la loca le gusta "El arroz con popote", "La coca cola hervida", "Le hace agua la canoa", "Le gusta cachar granizo", "Le gusta que le midan el aceite". Al propio grupo de Novo, Los Contemporáneos, les llamaron los Anales; y cuando le preguntaron a SN por qué no le gustan las mujeres, él respondió: "Porque no soy lesbiana".

2
Mientras el camión urbano atravesaba el paso a desnivel ese día, Julia Pastrana imaginó un bestiario de seres monstruosos; un circo que aglutinara a señoras asimétricas sin los dos labios de la panocha como Frida, la de abortos involuntarios y la tina del baño oscura de sangre; a viejas como Sylvia, enrarecida en una atmósfera de gas LP, de estufas de gas Mabe cochambrosas, de ratas que corren en la oscuridad invernal. Pensó también en las mujeres barbarbonas del circo, en aquellas de cuerpo mitad tortuga y mitad niñas rezongonas y desobedientes, aquellas que no cumplen la tarea por salirse a la calle de machetonas, al parque de vagas, al cine porno, al antro de donde regresan de madrugada a casa. Pero, se cuestionó la Pastrana, ¿alguien entenderá la alegoría? Luego rompió el post-it en cuatro partes. Pensó luego en los seres deformes y fabulosos como la "Medusa" de Julio Ruelas, con serpientes en lugar de pelos; en los descabezados de Caravaggio, en los locos de Brueghel el viejo, en las tentaciones del ermitaño san Antonio, de Flaubert y las putas calientes de Klossowski y los tormentos del joven Torless. JP pensó en tantas cosas que atormentan al mortal como ella. Pero todo eso era alta cultura del pasado. Rompió en tiritas la segunda viñeta.

3
Julia, mientras llegaba a su destino, anotó en el tercer papelito de color: era el lupanar triste de un pueblo olvidado, El Fuerte o Los Olivos. Ahí en una catre apestoso estaba echada la Manuela. Había identificado el ruido de la Chevrolet roja de Pancho, el galán de galanes, su hombre ideal. Se incorporó, se acercó a la ventana a oscuras, con la uña mugrosa corrió ligeramente la cortina y lo vio apearse. Era él, 1.66 de estatura, nalgón, el paquete abrazado por la mezclilla. Automáticamente la Manuela cogió el espejo. Le faltaba una oreja de nacimiento, estaba casi pelona, tenía el gesto torcido de las que oyen por un solo lado. Recitó: "Hay pájaros que nacen/con el pico en la cola,/ con el nido en los huevos,/con el vuelo en reverso". Era su autorretrato.


[texto leído en el Festival Cultural de la Diversidad Sexual, a propósito de la presentación del poemario Inversa memoria, de César Cañedo, editorial Valparaíso, 2016, del 11al 16 de mayo 2017, Zacatecas, México]

(*) S. Novo, Las locas, el sexo y los burdeles, editorial Diana, México, 1979.