Isla dorada
La fortaleza sumerge en el mar sus cansados flancos
y sueña con imposibles naves moras.
El resto, apenas calles prisioneras
y viejas casas que contemplan el tedio:
cada uno ahoga en su voz
un deseo antiguo de lágrimas
y un rickshaw de sueño
baja por la calle de la Amistad.
En pleno día claro miro cómo te duermes
en la distancia, isla de Mozambique,
y te escribo estos versos de sal y olvido.
Sin nada
Me di entero. Los otros
construyen el mundo (o eso
creen). Yo me siento
en la calle sin nada mío
y tengo una sonrisa
triste y una gota
de blanda ternura en la mirada.
Me di entero. Me quedan apenas
corazón, vísceras y un cuerpo.
Con eso voy viviendo.
("rima interna", trad.martín lópez-vega)
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