jueves, 2 de febrero de 2017

Javier Sicilia (1956 )

Dolor


No recuerdo a qué vine,
el sol quema y no hay sombra,
como si el tiempo, lejos de casa, se hubiera detenido
y no hubiese camino de regreso.
Hay una larga calle que sube serpenteando hacia otra calle
y los ojos no brillan.
Me dijeron que aquel que estaba vivo ha muerto.
No hay agua aquí ni árboles
ni siquiera un vestigio de su paso,
sino calor y cemento,
cables y edificios
y la calle que sube serpenteando hacia otra calle.
Si hubiera un árbol,
si tan sólo un árbol,
me echaría a su sombra a sentir,
pero hay tanto calor
y los pies se me incendian en los zapatos;
si sólo hubiera un árbol en la calle,
si tan sólo una brisa donde mirar su espalda alejándose, alejándose;
si hubiera un árbol,
si tan sólo una brisa
y no el árido y seco serpentear de la calle que lleva hacia otra calle,
si sólo hubiera un árbol,
un signo sobre el tiempo,
un vestigio de hierba, una brisa;
no el espejismo roto donde miran los ojos el vacío,
sino el simple destello de la hierba en la calle
y la brisa que anunciaba su paso,
pero aquí sólo hay calles
y el destello de los días que han extraviado el tiempo.
Aún no ha oscurecido,
pero dicen que aquel que estaba vivo ha muerto,
y pronto llegará la noche.
He leído tu carta,
me escribes que no has hecho el amor desde hace mucho,
pero que hallas tu vientre henchido y habitado como entonces.
Debería bastarme para sentirme alegre y regresar a casa,
pero perdí el camino
y la calle que sube desemboca a otra calle
y el dolor es tan seco que los pies no responden al asfalto.
No ha oscurecido aún, María,
pero dicen que aquel que estaba vivo ha muerto
y pronto llegará la noche.
No recuerdo a qué vine
ni qué ciudad es ésta entre las calles;
ya no sé a quién esperas en tu vientre vacío;
la calle sube serpenteando
y el viento silba en la iglesia desierta.
No recuerdo a qué vine.
Aún no ha oscurecido,
pero dicen que pronto llegará la noche.


("rua das petras")

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