domingo, 30 de agosto de 2015

Uriel Martínez (1950 )

Ella busca...

Ella busca la biografía novelada de Helen Keller, quien de joven perdió el oído, la vista y después la razón, me dice, como una piedra que se hunde lentamente en el océano sin alcanzar a asirse de corales, anémonas ni anclas olvidadas. Cuando tocó fondo, salió a flote. Me dice. No le interesa Cumbres borrascosas ni Orgullo y prejuicio, busca la vida de H. K.

Si corre con suerte -pienso yo luego que se ha ido-, se encontrará la biografía de un hombre nacido sin brazos para nadar y sin extremidades para correr ni calzarse zapatos. Es posible que en su búsqueda, encuentre un manual de maquillaje profesional y alto peinado con dedos inferiores entrenados en delineado de cejas y gotas de colirio. Pero sin manos ni codos ni muñecas en dónde encajar agujas o jeringas, llegado el momento.

La televisión ha desbrozado la maleza que copaba el futuro de hombres y mujeres incompletos, con ligeros defectos y que fueron motivo de orfandades tempranas. Con todo y eso fueron seres que encontraron la forma de derrotar puertas, ventanas y llaves perdidas. Supieron o aprendieron a tallar yesca para encender fuegos. Es decir, abrieron brechas. La tele los proyectó, las revistas de circulación continental narraron sus odiseas.

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