En las aguas termales
Las aguas termales afloran
entre bocanadas de vapor blanco y denso.
Cuando se disipa
deja ver las piedras que rodean la fuente, caprichosas
formas erosionadas por el agua hirviente
que sólo se muestran un instante
y luego
como un grupo de seres extraños
vuelven
a su territorio brumoso.
El agua desciende burbujeando hacia los baños,
se entibia en canales y pozas
donde ancianos adormecidos y tullidos
sueñan un nuevo vigor.
Aquí arriba, en la fuente,
yo vivo otro engaño: los vapores
me permiten entrever la silueta de una mujer,
no bíblica
sino de bien moldeado culo (ay nostalgia),
pero ya se desvanece
entre el humo y mi doliente memoria.
("el poeta ocasional")
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