¿Te das cuenta de que si hubieras comenzado
a construir el Partenón el día de tu nacimiento
ya nada más te faltaría un año para terminarlo?
Desde luego, no podrías tú sola;
pero no te preocupes, está bien así.
Te amamos por ser quien eres.
¿Pero sabías que a tu edad Judy Garland
ya se embolsaba 150,000 dólares por película,
Juana de Arco conducía el ejército francés a la victoria
y Blas Pascal ya limpiaba su cuarto?
Quiero decir, ya había inventado la calculadora.
Desde luego habrá tiempo
para hacer todo eso el resto de tu vida,
luego de que salgas de tu habitación y comiences a florecer
o al menos recojas tus calcetines.
Por alguna razón, aún recuerdo que Lady Jane Grey
fue reina de Inglaterra a los quince años,
sólo que luego fue decapitada, así que no debe servirte de ejemplo.
Siglos después, cuando tenía tu edad,
Franz Schubert lavaba los platos de su casa
y eso no le impidió componer dos sinfonías,
cuatro óperas y dos misas completas, al muchacho.
Desde luego que eso sucedió en Austria, en tiempos
del lirismo romántico, no aquí, en las afueras de Cleveland.
Y francamente, ¿a quién le importa si Annie Oakley
ya era una tiradora experta a los 15 años
o si Maria Callas debutó en Tosca a los 17?
Pensamos que eres especial así como eres,
jugando con tu comida y mirando el vacío.
A propósito, mentí cuando dije que Schubert lavaba los trastes;
pero eso no significa que nunca ayudara en su casa.
(cortesía y versión del poeta y traductor javier acosta)
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