Los mimos
Desde temprano el pordiosero
agradece los muñones que dan pie
a las monedas en el cuenco
A primera hora
se esparcen en la calle
más concurrida, más transitada, más
Unos con guitarra, otros con anteojos,
unos más con la criatura en brazos
o la receta de emergencias
Todos conforman una polifonía
etiquetada por unos la cuerda del hambre,
la corte de los milagros, los mimos de la desgracia
Entre ellos estás tú, que vas con
cara pálida, jeta esquelética
o pies hundidos en lodo
Se desplazan con muletas, en sillas
de ruedas no aceitadas, de rodillas
a falta de zancos
Desde temprano levantan carpas,
ensayan coreografías o son un trozo
de payasos oscuros, suplicantes.
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