Volver a ser
Ahí, expuesta a la intemperie,
asentada en sus cuatro patas
sobre la tierra humedecida
por la lluvia de ayer;
en medio de las rosas, las hortensias,
las caléndulas y las delicadas margaritas
que habitan el jardín;
confundida —tal vez— por los cantos
de gorriones, mirlos, cenzontles
y demás pájaros que llegan atraídos
por las migajas de pan y los restos de comida
que después del desayuno suelen
quedarse dispersos alrededor:
la vieja mesa se siente a sus anchas
e incluso sueña con volver a ser árbol;
y en el sueño encuentra las raíces
del robusto pino que alguna vez fue.
(en muro fb de la autora)
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