Distrito Federal– De acuerdo con la OCDE, en México hay siete millones 226 mil jóvenes “ninis”, los que no estudian ni trabajan, cifra muy semejante a la que ha venido manejando la UNAM, en tanto que para el gobierno federal son únicamente 285 mil personas las que están en esa condición.
Las secretarías de Educación Pública y del Trabajo y Previsión Social rechazaron las cifras contenidas en el documento Panorama de la educación 2011, de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos. Según el dueto SEP-STPS, cuatro de cada cinco personas de la cifra que maneja la OCDE no son precisamente “ninis”, sino que se trata en su mayor parte de “mujeres jóvenes casadas, con hijos y dedicadas a los quehaceres del hogar”.
Para la SEP y la STPS, el fenómeno “revela un acceso desigual a la estructura de oportunidades entre hombres y mujeres, y se vincula a patrones culturales según los cuales el matrimonio y la maternidad siguen constituyendo opciones casi únicas de los proyectos e historias de vida de un número significativo de mujeres”.
Pues sí, pero si el “acceso desigual a la estructura de oportunidades” (obsérvese la prosa tecnocrática) propicia que las mujeres se casen, tengan hijos y se dediquen a las tareas domésticas, eso no significa que no sean “ninis”. Lo son, pues no están cursando la enseñanza media y superior, pese a que están en edad para hacerlo, y tampoco tienen una ocupación remunerada. No estudian ni trabajan, esa es la realidad.
Según el dúo SEP-STPS, la mayor parte de los “ninis” son mujeres, afirmación que no resiste la confrontación con otros datos oficiales, pues desde hace varios años la matrícula femenina es superior a la masculina en la enseñanza media superior y superior, pues la miseria promovida por la política económica ha obligado a abandonar los estudios a muchos jóvenes, en su mayoría varones, pues necesitan algún ingreso que en muchos casos es para cubrir el presupuesto familiar.
Lo peor es que la escasa educación que ofrece el Estado en muchos casos sencillamente no sirve para ganarse la vida. Mientras en otros países de la OCDE un título universitario ofrece más posibilidades de tener ocupación remunerada, en México, entre 2007 y 2009, el desempleo de las personas con estudios profesionales pasó de 2.8 a 4 por ciento, lo que no incluye a quienes poseen estudios técnicos.
Para Helen Clark, directora del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), “a muchas personas la educación no les está llevando ciertamente a nada y tienen toda la razón para estar muy enojadas”, como ocurre actualmente en Chile, donde las familias de los jóvenes deben pagar por una educación deficiente.
Según Hugo Casanova, investigador de la UNAM y presidente del Consejo Mexicano de Investigación Educativa, la educación dejó de ser un factor determinante de movilidad social por el papel subordinado de la economía mexicana, que no requiere fuerza de trabajo altamente calificada.
En fin, que la tecnocracia neoliberal que ha hecho de México un país maquilador, ve la educación superior como un lujo que no vale la pena pagar. De ahí que el proyecto de presupuesto elaborado por la Secretaría de Hacienda para 2012 contemple una reducción de 1.9 por ciento para el nivel de licenciatura y de 7.5 por ciento para posgrados. En general, el aumento propuesto a la educación es de 0.3 por ciento, lo cual significa una disminución en términos reales. Pero eso sí, Hacienda y Los Pinos demandan 20 por ciento de dinero para propaganda… ¿La propaganda del candidato panista a la Presidencia? ¿Cinismo, inconsciencia, desvergüenza..?
(editorial tomado del Diario de Juárez, autor Humberto Musacchio.)
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