miércoles, 31 de julio de 2019

Rocío González (1962/2019 )



                                                                            picasso


Neurología 211



No quiero un dios necesario,
su palpitación en una hoja sería suficiente
o el soplo en la cara del vecino que lo hace reír
o el retorno
                  cuando escampa
de esa navegación a tientas en el mar sin horizonte.

Los milagros del lenguaje son un dios gratuito,
innecesario como la alegría,
la pequeña que dice gatito al gatito,
la tristeza de mañana
cuando todavía podemos detenerla,
la oración sin deseo,
el vértigo sin atributos.

Te esto llamando, dios,
tan solo


("neurología 211", trilce ediciones, méx., 2013)

martes, 30 de julio de 2019

Jaime Reyes (1947/1999 )





Circe


1

Heme aquí, en tu vara, desnudo: estoy para que me tomes,
   estoy;
estoy ahogándome en esta ignominia, en este espera que me has
   designado.
   Rebotando en las paredes de este cuarto asfixiante, asfixiándome yo
   mismo,
llevo por las calles esta hoguera de cuartos vacíos generando vientres
   desnudos,
cayéndose a pedazos, rotos de lascivia, agusanados de impotente
   ternura.
Y, mientras, soy, en esta facilidad de ser, el culo hirviente de un dios
   despojado,
herido, haciendo con el amor fantasmas... Mi corazón a la altura
   de mi sexo busca,
acecha, encuentra donde tú nada sabes, asedia en los rincones el
   flujo,
el revenir de tu tiempo de virgen expuesta, desoída, lanzando alaridos
   en los cuartos del deseo.
He aprendido a esperar, en ti he aprendido a esperar lo que sé nunca
  vendrá, y espío,
asediado, el momento en que has de darte, en que romperás, hechizada,
el nudo de corrupción que desoyéndonos nos ata.


("isla de raíz amarga, insomne raíz", ediciòn era, colecciòn alacena, mèx., 1976)


lunes, 29 de julio de 2019

Mario Meléndez (1971 )

La danza del toro

                                    a carlos díaz loyola


Difícilmente olvidarte porque la sangre no se olvida
no se olvida el volcán o el cuchillo de tu boca
o la barba desgarrada en el muro de los siglos
o el eructo de la tierra con su llanto de trinchera
y su color de mosca y su veneno anónimo
Difícilmente la orina del mar con sus alas marchitas
y el grito funerario del cielo y el ojo del relámpago
y la muerte de los muertos y la vida de los muertos
y el mantel del infinito a saltos
sobre los pechos del destino que devora, araña
rompe las cavidades del pubis y su recuerdo ardiente
de cada memoria fría, de cada aullido en llamas
terrible como la cópula de las entrañas
o el latido de un trueno enfermo
terrible en su plumaje de holocausto
en su piel de cataclismo
en su cintura trizada por la sed y el hambre
en los labios del otro, en los huesos del otro
en el gran animal que somos
mientras la panza gime y se retuerce de lombrices
y las arrugas crecen y los bigotes crecen
y crece también la muerte como una muchedumbre
la muerte diaria que nos acompaña, oscura, macabra
deforme en su legado de grietas, en su acento de oruga
en el perfil de las hogueras y de los hipos del universo
Difícilmente olvidarte en la cascada de los sueños
en el gran litoral del miedo o en la vendimia de mi alma
en el vuelo rasante de las letras y de las piedras humanas
en la anatomía del fuego y en las momias recientes
Difícilmente olvidarte cuando caen los bostezos
y la luna tiene un raro parecido al aire
que sofoca las arterias
y aparecen los ciegos y aparecen los ciegos
y aparecen los ciegos cantando con tu voz de bestia
con tus uñas ancladas, con tu eco de tren deshabitado
y con tu noche de alambre y de esqueleto sonámbulo
Porque difícilmente podremos olvidarte, difícilmente
aunque no traigas regalos, aunque te canses del viento
aunque se apaguen tus muelas, difícilmente en el rugido
de un viejo corazón o una camisa de fuerza, difícilmente
en el olor a pólvora de los sesos, en la saliva ausente
y en el verso degollado a la luz de los infiernos


("los poetas")

domingo, 28 de julio de 2019

Luisa Futoransky (1939 )

Dentadura
             


Batallas sangrientas, perdidas de antemano por cada una de mis
muelas y mis dientes un mapa con banderilleo
de privaciones y cercenamiento cuyas trazas
se pierden en las mismas, reiteradas escaleras
que conducen a idénticos tronos de aprensión,
oprobio y pánico


Carradas de nombres, moldes en yeso vaciados de significado
como maxilares caninos molares
para quedar con una sola referencia elemental:
los de adelante, los de atrás
los de arriba, los de abajo;
como los primeros pasos de Buda
desnudo
en el mundo
hostil

Incisivos de vampiro   de morsa
roedores
caricaturas, puertas primeras que revelan
a los hombres
del poder


Romper/ no romper
rechinar
los dientes


Oh! mis dentistas con sus pinzas
gasas
jeringas
puentes
coronas
falsas anestesias del mundo entero
manos singulares que me arrancaron
una a una las raíces del juicio
y cada tanto, a falta de tantas cosas
me prescriben tabletas que adormecen
bacterias sin sosiego


Encías
residuos
sueños


Refulgente
la sonrisa kolinos o colgate
brilla desde nunca
por su permanente
desguarnecida
ausencia

Arles, enero 95


("poetaspoemas")

sábado, 27 de julio de 2019

Charles Simic (1938 )


Paraíso




En un barrio antes llamado “La cocina del infierno”,
donde un mendigo aseguraba haber tocado la lira de Nerón
mientras la ciudad ardía en el calor del verano;
donde una peluquera que se hacía llamar Cleopatra
empuñaba las tijeras del hado sobre mi cabeza
amenazando con cortarme las orejas y la nariz;
donde un hombre y una mujer paseaban desnudos
al atardecer por una de las más oscuras calles laterales.
Debo de estar soñando, me dije.
Era como encontrar una pareja de esfinges.
Esperaba que tuviesen alas, cuerpo de león;
él con el pecho tatuado estrafalariamente,
ella con sus enormes tetas balanceándose.
Ocurrió todo tan rápido, y fue hace tanto tiempo...
¿Sabes ese instante justo antes de que amanezca
en el que nada desearías más que acostarte entre sábanas frías
en una habitación con las persianas bajadas?
La hora en la que los hermosos suicidas
que yacen uno junto al otro en el depósito
se levantan y salen para ver la primera luz.
Las cortinas de los hoteles baratos vuelan a través de las ventanas
como gaviotas, pero todo lo demás está tranquilo...
El vapor asciende por las rendijas del metro...
Los cuerpos resplandecen de sudor... La locura, sí, pero podrías decir igualmente: el Paraíso.


("el cultural", trad. martín lópez-vega)

viernes, 26 de julio de 2019

Charles Bukowski (1920/1994 )

Enfermo




Estar muy enfermo y muy débil es algo
muy extraño.
Que ir desde tu cuarto al cuarto de baño
y volver te absorba toda la energía parece
una broma pero
no me produce risa.
De nuevo en la cama vuelves a pensar en la muerte
y llegas a lo mismo: cuando más te acercas
menos terrible resulta.
Tienes mucho tiempo para examinar las paredes,
y los pájaros,
en un cable telefónico cobran
mucha importancia.
Y la televisión: hombres jugando béisbol
un día tras otro.
Falta de apetito.

La comida sabe a cartón, te pone
enfermo, más que
enfermo.
Mi dulce esposa sigue insistiendo en que
coma.
"El médico, dijo..."
pobrecita mía.
Y los gatos.
Los gatos saltan a la cama y me miran.
Me miran fijamente y después
dan otro salto y se van.
Qué mundo este, piensas: comer, trabajar, follar,
morir.
Afortunadamente tengo una enfermedad contagiosa: no
hay visitas.
Me quedé en 70 Kg.
De 98 que pesaba.
Parezco de un campo de concentración.
Lo
soy.

Sin embargo soy afortunado: me deleito en la soledad, nunca voy a
extrañar la
multitud.
Podría leer grandes obras, pero las grandes obras no
me interesan.
Estoy sentado en la cama esperando que todo esto
se resuelva de una forma
u otra.
Simplemente como todos
los demás.


("poesia cuatro" s/c al traductor)

jueves, 25 de julio de 2019

Javier Galarza (1968 )

Salem



¿Era el alba –acaso- la claridad posterior
a la noche de los colgados, irrupción de luz
sobre los cadáveres de esas mujeres
que pendían de los árboles, cuerpos
de hechiceras al viento aterrando a los niños
en nombre de la cruz?
¿Era la claridad perturbada por la imagen
de los cuerpos profanados,
la brutal exposición de las ajusticiadas
expiando los pecados de la aldea,
las dueñas de pócimas y manzanas
las brujas, sus escobas?
¿Eran estas mujeres arrebatadas a sus lechos,
a sus solterías y excomuniones, sus pecados,
la difamación, las mentiras de los niños,
los calderos, los secretos de las hierbas del bosque,
el miedo de los hombres?
Qué magia evitaría el otoño de sus lapidaciones.
Qué cabelleras sobrevivirían a los cuentos.
Qué pudor podría redimirnos.
Qué escobas. Qué escondrijos de la noche.
Qué oscuros acertijos. Qué lugar.


(del muro fb del autor)

miércoles, 24 de julio de 2019

Claudio Rodríguez (1934/1999 )

Morderás esta lengua como el crótalo



Trazas con tu verso caracolas
prendida en espirales de olas marinas
y me llevas a un astral acuario íntimo
fluyente como la historia de la luna en la que arde
tanta pasión plural por la ternura.

Nuestra común lengua humedecida
se moja como el pastizal entregado al crepúsculo
y fértil devuelve las manzanas en auroras
y hace surgir la sierpe por el seto de la selva.
Me escribes en la lengua que nos une
que acaricia, penetra y que ilumina
que casi comunica lo que las manos comunican
y pronuncia casi lo que callan los labios.

Estaría dispuesto a renunciar al poema
y ser pasiva musa con tal que tu cantases
y ser la negra sombra o ser el huésped blanco.

Yo sé que bañarás en los mares de la dulzura
-de amor dirás palabras que tu cuerpo
escribirá mis versos liberado-
cada una de las palabras que me escribas
y sé que cada vez que arda tu boca
morderás esta lengua como el crótalo.


("cómo cantaba mayo")

martes, 23 de julio de 2019

José Ángel Valente (1929/2000 )

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin saber lo que hacía.

Hoy andaba debajo de la pena
con risa inexplicable.

Hoy andaba debajo de la risa
con todo el llanto a cuestas.

Hoy andaba debajo de las aguas
sin que fuese milagro comparable.

Hoy andaba debajo de la muerte
y no reconocía sus cimientos.

Andaba a la deriva por debajo del cuerpo
confundiendo los dedos con los ojos.

Hoy andaba debajo de mí mismo
sin poder contenerme.


("trianarts")

lunes, 22 de julio de 2019

Charles Simic (1938 )

El significado



Oculto como aquel niño pequeño
que no pudieron encontrar
el día que jugaba a las escondidas
en un parque lleno de árboles muertos.

¡Nos damos por vencidos! Gritaron.

Estaba oscureciendo.
Tuvieron que llamar a su madre
para que le ordenara salir.
Primero ella lo amenazó,
luego tuvo miedo.

Al fin escucharon una ramita
Quebrarse tras sus espaldas,
¡y ahí estaba!
el enano de piedra, el ángel de la fuente.


("uchile", traducciòn oscar e. aguilera)

domingo, 21 de julio de 2019

Uriel Martínez (1950 )

 El baño



Salgo del agua matutina con la toalla húmeda en ciertas partes. Al aplicarme la crema humectante en el rostro trazo la A de tu nombre. Con el índice blanco me dibujo los bordes de labios, los párpados curvos, los pómulos impronunciables, las venas perfectamente trazadas.


(Inédito)

sábado, 20 de julio de 2019

John Better (1978 )

Pájaros Australes

                             a la memoria de daniel zamudio, víctima de homofobia.

Querido diario:
Hoy lo he vuelto a ver deambulando por la plaza donde hace unos días nos conocimos.
Se ha afeitado la barba.
¿Cómo no reconocer esa manera de caminar?
Esas manos que podrían construir una torre o echar abajo otra sin el menor esfuerzo.
Se ha sentado en la misma banca y finge leer un libro.
Desde aquí lo veo.
Se le han acercado varios chicos pero él no despega los ojos del libro.
Aunque se vea tan ausente debe estar buscándome.
Intuyo que desea reprocharme el hecho de haberle sacado dinero de su cartera y haberme ido sin avisar de aquel lugar.
Como me gustaría salir de aquí directo a donde está.
Pero ya es tarde.
Voy por la segunda cerveza que me ha invitado el sujeto con el que ahora me encuentro en esta cafetería.
Y ya le permití que rozara mi pierna por debajo de la mesa.
Y eso, en chicos como yo, es como firmar un pacto.



(texto tomado del muro fb del autor)

viernes, 19 de julio de 2019

William Ospina (1954 )

Sanzetti




¿Qué dibujos se forman entre las multitudes?
¿Quién asoma en la sombra detrás del procesado?
¿Qué coche negro es ese con su cortejo ecuestre?
¿Quién saltó por las rojas escaleras de incendio?

Había dos inocentes detrás de los barrotes.
Había un condenado con tristeza en los labios.
La calle inmensa estaba sola con tanta gente.
De los barcos lejanos se escuchaban los gritos.

Nadie cortó la rabia ni estrujó sus racimos,
Algo amargo y sin música se quedó en las gargantas,
Era tan nuevo todo que los ojos sangraban,
Todo había ocurrido hace ya tanto tiempo.



Thriller




El asesino viene buscando al asesino.
Un árbol, unas rejas, un cigarro, un revólver.
La tarde se detuvo en las bancas del parque.
El secreto se cierra como una caja fuerte.

Todo está en un rumor de fronteras y de islas,
En algún tren lejano ella esconde las llaves,
No hay nadie en el pasillo de la esperanza rota,
Las nubes van cayendo como lentos leopardos.

Pero tú no te creas que aquí termina todo,
La puerta está ensamblada con culpas y amenazas,
Algo vuelve a empezar en los relojes muertos,
Alguien arma el trapecio de los circos del cielo.




("zendalibros")

jueves, 18 de julio de 2019

Raúl Gómez Jattin (1945/1997 )

Deslumbramiento por el deseo



Instantáneo relámpago
tu aparición
Te asomas súbitamente
en un vértigo de fuego y música
por donde desapareces


Deslumbras mis ojos
y quedas en el aire



Eròtico imaginario



Está quieto el jardín soportando la tarde
de un marzo que se anunciara ventoso

Tan fugaz que parece un enero

Penetrado de noche en limoneros y acacias
Opalino a lo lejos en la frente del cielo
El jardín se estremece por dentro

Entre ramas secas y hojas podridas
dormitan escarabajos Libélulas Lagartos
Un gato de ocio y maldad acecha una mariposa

De repente una casi invisible neblina desciende
y posa su penumbra en la fronda
acariciando el nudo de nuestros cuerpos
con la misma dulzura lentísima
con que yo mitad fuerza mitad miedo
beso tu cuello y tu barba de negro cristal
Está el jardín oloroso a sudor masculino
a saliva de besos profundos que anhelan
desatar el torrente del deseo en su cima
y que fluyan las savias y descansen los cuerpos



("blogpoemas")

miércoles, 17 de julio de 2019

Leòn de Greiff (1895/1976 )

Más breve



No te me vas que apenas te me llegas,
leve ilusión de ensueño, densa, intensa flor viva.

Mi ardido corazón, para las siegas
duro es y audaz…; para el dominio, blando…

Mi ardido corazón a la deriva…
No te me vas, apenas en llegando.

Si te me vas, si te me fuiste…: cuando
regreses, volverás aún más lasciva
y me hallarás, lascivo, te esperando…


("zendalibros")

martes, 16 de julio de 2019

Eugénio de Andrade (1923/2005 )

Reclinas la cara en la melancolìa



Reclinas la cara en la melancolía y ni siquiera
oyes el ruiseñor. ¿O es la totovía?
Soportas mal el aire, dividido
entre la fidelidad que debes
a la tierra de tu madre y al casi blanco
azul donde el ave se pierde.
La música, digámoslo así,
fue siempre tu herida, mas también
sobre las dunas fue la exaltación
No oigas el ruiseñor. O la totovía.
Dentro de ti es

donde toda la música es ave.



El amor



Estoy amándote como el frío
corta los labios.

Arrancando la raíz
a lo más diminuto de tus ríos.

Inundándote de dagas
de saliva esperma lumbre.

Estoy rodeado de agujas
tu boca más vulnerable.

Marcando en tus costados
el itinerario de la espuma.

Así es el amor: mortal y navegable.


("zendalibros", traductores anìbal nùñez y alberto ruy sànchez)

lunes, 15 de julio de 2019

Meira del Mar (1922/2009 )

Reminiscencia




Un breve instante se cruzaron
tu mirada y la mía.

Y supe de repente
—no sé si tú también—
que en un tiempo
sin años ni relojes,
otro tiempo,
tus ojos y mis ojos
se habían encontrado,
y esto de ahora
no era más que un eco,
la ola que regresa,
atravesando mares,

hasta la antigua orilla.



Huèsped sin sombra


Nada deja mi paso por la tierra.
En el momento del callado viaje
he de llevar lo que al nacer me traje:
el rostro en paz y el corazón en guerra.

Ninguna voz repetirá la mía
de nostálgico ardor y fiel asombro.
La voz estremecida con que nombro
el mar, la rosa, la melancolía.

No volverán mis ojos renacidos
de la noche a la vida siempre ilesa,
a beber como un vino la belleza
de los mágicos cielos encendidos.

Esta sangre sedienta de hermosura
por otras venas no será cobrada.
No habrá manos que tomen, de pasada,
la viva antorcha que en mis manos dura.

Ni frente que mi sueño mutilado
recoja y cumpla victoriosamente.
Conjuga mi existir tiempo presente
sin futuro después de su pasado.

Término de mí misma, me rodeo
con el anillo cegador del canto.
Vana marea de pasión y llanto
en mí naufraga cuanto miro y creo.

A nadie doy mi soledad. Conmigo
vuelve a la orilla del pavor, ignota.
Mido en silencio la final derrota.

Tiemblo del día. Pero no lo digo.


("sureando" y "ruadaspretas")

domingo, 14 de julio de 2019

Abraham Angel (1905/1924 )

Abraham Àngel, n. El Oro, Estado de Mèxico.

Manuel Rodrìguez Lozano: "Colorista ùnico que hacìa pensar en los frutos tropicales de Amèrica, en el color de nuestra loza popular, en la tierra de nuestro paisaje.
   Creaba armonìas nuevas, ignoraba la receta, los procedimientos, la cocina. Era puro, no habìa pisado la Academia.
   Sus reacciones ante las cosas eran directas, agudìsimas hasta enfermarlo, las poseìa y las comprendìa. -Las aniquilaba..."

Salvador Novo: "Sinfonìa estupenda del color y la lìnea, forma deforme llena de significaciòn. Ningunos fondos como los que èl soñaba y realizaba. Si el criterio que debe guiarnos en arte es el placer mismo de mirar o, mejor, de palpar con la vista, nadie como èl para darnos la impresiòn de caricia ruda y fuerte, para darnos una sensaciòn visual y tàctil de realidad mayor que la realidad misma."

Xavier Villaurrutia: "Como en el amigo de Verlaine (Rimbaud), habìa en Abraham Àngel una suerte de desdèn hacia aquello que tan fàcilmente, tan naturalmente, realizaba."



("abraham àngel y su tiempo", ed. museo biblioteca pape, monclova, coahuila, mèx., 1985)

sábado, 13 de julio de 2019

Alice Oswald (1966 )

Poema marino



Qué es el agua a los ojos del agua
suelta inquisitiva frágil ansiosa
una onda, una forma alada
quebrándose en agudos vistazos

cuál es el sonido del agua
después de que la lluvia pare puedes oír al mar
aseándose de la creciente complejidad del mundo,
perfeccionándolo de nuevo con perfecta arena

oscilación agitada interminablemente
hacia una por completo nueva estructura
qué es la profundidad del agua
de la cual el tiempo ha sido extirpado

la profundidad es la fuerza del agua
puede romper el cristal o hundir el acero
pisando a los ahogados hacia dentro
a qué sabe

agua profunda en su propio mundo
ramplas corrientes cálidas
carbón sal bacalao alga
dispersas fugas y vertidos

y el sol y su reflejo
proyectando dos sombras
cuál es la belleza del agua

el cielo es su belleza.


("ricardoclemente", traductor el mismo)

viernes, 12 de julio de 2019

Jacques Dupin (1927/2012 )

Dos poemas


Me crucè por la calle con la risa de un ciego. Las nubes, los acantilados, el mar : apretados contra su pecho. La mùsica comienza en las ventanas...



La arcilla agrietada, la pus, los sobresaltos, los ojos reventados, la sangre podrida, el terror, de donde salen unos cuantos destellos de calor...


("algo como un tragaluz", versiòn de jorge esquinca, ediciòn uanl, monterrey, mèx., 2018)

jueves, 11 de julio de 2019

Daiana Henderson (1988 )

Vi nevar, en Rosario, y con sol



A ver si alguien entiende lo que digo.
Estábamos en el primer piso de un
estacionamiento. Nos bajamos, encastrando
las manos en los huecos de la ropa.
Un señor pasó muy cerca con su auto,
dijo algo que sonó como que
estaba nevando en Fisherton,
dijimos "¿qué dijo?", "este tipo está loco",
miramos afuera y los copos perfectos
descendían sobre los parabrisas, fue como una
redención y me acordé de tantos libros
y de tantas películas. Quise llamar
a todos por teléfono, decirles que los amo.
Necesito algo que me haga concha el corazón,
Como cuando se te pega una canción espantosa
y necesitás otra pegadiza para reemplazar
esa pieza en tu cerebro automático.

Necesito algo que me destruya.



Dicha




Sigo encontrando cierta dicha
en ir en bicicleta hasta tu casa.
Remar no se trata de llegar a la isla,
es disfrutar el trayecto
–dijo Ricardo cuando nos enseñó.
Cada desplazamiento tiene su clave sensitiva.
Bajo los cambios para subir, después
apoyo el peso del cuerpo en los pedales
y me dejo caer en picada.
Se entretejen nudos en los pelos
cuando se ponen a flamear hacia atrás.
Las construcciones van perdiendo altura,
una estela de humo atraviesa el cielo,
dibujada con la punta de una fábrica.
Aterrizo en la entrada
de tu casa. Las cosas
andan bastante mal ahí adentro
o en cualquier otro reducto
que tengamos que compartir.
Puedo aceptar que ya no nos queremos como antes,
pero si insisto, es porque la distancia
fabricada entre nosotros
es tan hermosa y delicada
como ningún otro trayecto

que conozca hasta ahora.


("otraiglesiaesimposible")

miércoles, 10 de julio de 2019

Jaime Reyes (1947/1999 )

Memoria sea del fuego


Astillado contra la herida vegetal de  su mirada,
pàjaro cuya caìda incendia el aire
al tacto de su vuelo,
recojo los vestigios del abandono,
la devastada huella de sus pasos por mis alas
   y asciendo para que mi cuerpo de humo
cristalina cicatriz
memoria sea del fuego y quien lo amò.



Memoria


... para hablar, sobre todo, de su patètica desnudez
de torpe muchacho herido
con meticulosos gestos
pretendiendo enlistar el caos y el desorden
y de sus torpes gestos contrariàndolo
-su conmovedora ignorancia
derrumbando la casa para levantar un vaso, encontrando entre las cosas
y su destino laberintos y pasadizos, largos tùneles
y galerìas de asombrados despojos
cayendo sobre las aceras (tiempo entonces
en que un descuido de ceniza
bastaba al duende de sus labios
para flamear, su amarilla mirada hendiendo los muros, dèbiles hebras
de apenas carne al encontrar
la graneada catàstrofe de su esperanza
-su plateada iluminante espada
oponièndose a toda presencia,
derribo de toda cosa)
   para encontra el lento, turbio giramen
navegando con el rumor profundo y oscuro de un rìo
bajo su piel de volantes navajas
naranjas solares
erizada



("isla de raìz amarga, insomne raìz", editorial era, mèxico, 1976)

martes, 9 de julio de 2019

Robert Lowell (1917/1977 )

La muerte de un crítico



Aburridos, desagradables y agónicos,
los ancianos
el blanco de mi escarnio resultaron,
hasta que el tiempo, el recuperador, me hizo como  ellos.

Antes, en Nueva York, decíamos
“Si la vida pudiese escribir,
hubiese escrito como nosotros”.
Ahora el fluido vital huye
del encendedor desechable,
y palidece su brillo
cilíndrico, translúcido, carmesí—
Oh reina de las ciudades, estrella matutina.

Arde dentro de mí la edad

El camino se aclara cada año
y cada año lo cubre la maleza;
la naturaleza es nuestra colaboradora
y nosotros, después, ya no ayudamos


A la venta



Pobre juguete avergonzado,
organizado con despilfarradora animosidad,
vivió durante solo un año:
la casita de papá en Berverly Farms
ya estaba a la venta el mismo mes en que murió.
Vacía, abierta, íntima,
su mobiliario de casa de ciudad
tenía un aire provisorio
como si esperara a los de la mudanza,
que van pisando los talones a los sepultureros.
Preparada, asustada
de vivir sola hasta los ochenta,
mamá languidecía en la ventana
como si se hubiera quedado en el tren

una estación más allá de su destino.


("material de lectura" y "no me quites paz", trad. c. monsivàis y sergio coddou)

lunes, 8 de julio de 2019

Anna Crowe (1945 )





Caja de higos


Estos frutos
dispuestos como joyas
brillan como gotas de sangre
como los bebès que perdiste
embriones en bolsas arrugadas
de dorada filigrana
purpurando
enjutos y preciosos



Higuera en Finifarda


Tus bordados eran la fronda de una higuera en otoño:
colchas doradas con su juego de cabecera,
suèteres de la rojiza Isla Fair para èl y para ella
prendas leonadas para madre e hija
hilvanando lo imposible
malla de la vida
que de un tiròn la muerte
desenreda
como si nada



("figura en un paisaje", traducciòn de pedro serrano, ed. uanl, monterrey, mèx., 2018)

domingo, 7 de julio de 2019

Uriel Martìnez (1950 )


El fin







Sè que no vas a creerme

cuando llegues y te diga

que no he pensado en. ti

ni en nadie.

(con todo y que hoy

me hablaron de un repentino desenlace,

de un probable manuscrito

inèdito,

de un fin cercano)



No, no he contemplado

la posibilidad de una

herencia delegada

a mis seres vivos;

de una ventana abierta,

de una puerta franca,

de una edad pòstuma.



Sè que no vas a detenerte

y preguntarte si yo a ti,

si tù a mì, si nosotros,

a dos voces decidamos

aquì y ahora un acaso,

un quizà, un mañana;



un quièn sabe.





(inèdito)

sábado, 6 de julio de 2019

Angel González (1925/2008 )

Pastor de vientos



Pastor de vientos, desde
los infinitos horizontes
acuden los rebaños a tus manos.
Seguro el porvenir, miras el ancho
paisaje de colinas, esperando
la brisa que te traiga
aquel aroma dócil a tomillo
o el hondo olor a bosque del invierno.
La lluvia viene luego, infatigable,
y se acuesta a tus pies formando charcos
que emigran hacia el cielo en el verano.
Y por el aire bajan
pájaros y perfumes, hojas secas,
mil cosas
que tú dejas o guardas con mirada profunda.
Cada día te trae una sorpresa,
y tú cantas,
pastor,
cantas o silbas

a las altas estrellas también tuyas.



Otras veces



Quisiera estar en otra parte,
mejor en otra piel,
y averiguar si desde allí la vida,
por las ventanas de otros ojos,
se ve así de grotesca algunas tardes.

Me gustaría mucho conocer
el efecto abrasivo del tiempo en otras vísceras,
comprobar si el pasado
impregna los tejidos del mismo zumo acre,
si todos los recuerdos en todas las memorias
desprenden este olor
a fruta madura mustia y a jazmín podrido.

Desearía mirarme
con las pupilas duras de aquel que más me odia,
para que así el desprecio
destruya los despojos

de todo lo que nunca enterrará el olvido.


("trianarts")


viernes, 5 de julio de 2019

Jaime Reyes. (1947/1999 )


Poblador de oscura siembra


amo pues esta casa declaradamente cierta y ciega
   miro crecer lo indestructible y amoroso
poblador de oscura siembra
y enfermas criaturas ciegas y corteses
amigablemente rasguñando ante obeliscos salinos
donde crecen -entorchado pus y savia
aún otros caminos
   en tanto persevero
hundido siempre en otro sueño



Piedra cristalina


A la orilla de tu sexo en llamas
Matorral ardiendo  iluminado ardiente
Por él iluminados

Desde tu vientre
Desde tu sexo negras abejas vuelan
Se disparan hacia la arena de tu cuerpo
Extendido
Inmóvil

Tu sexo
Transparente moneda
Agua

Piedra cristalina de bordes renacientes
Abierta en la arena de tu cuerpo
En la que todo se hunde
Sin dejar huellas


("isla de raíz amarga, insomne raíz", ediciones era, méxico, col, alacena, 1976)



jueves, 4 de julio de 2019

Ted Hughes (1930/1998 )


          Los caballos   



        Subí a través del bosque en la hora oscura antes del alba.
        Un aire amenazante, una quietud de hielo;

        ni una hoja, ni un pájaro:
        un mundo hecho de escarcha. Llegué a lo alto del bosque

        donde creaba al respirar figuras retorcidas en la luz de hierro.
        Pero drenaban ya la oscuridad los valles

        y luego –ennegreciendo los vestigios grises– en la linde
        del claro se abrió el cielo. Y vi entonces los caballos.

        Enormes en la espesa niebla –diez en total–
        quietos como menhires. Respiraban inmóviles,

        sus crines lacias, sus precisos cascos angulados,
        sin hacer ningún ruido.

        Pasé a su lado. Ninguno resopló ni giró la cabeza.
        Fragmentos grises, silenciosos

        de un silencioso mundo gris.
        Y arriba en la ladera me detuve a escuchar el vacío.

        Y el lamento de un pájaro mostró su filo en el silencio.
        De a poco era posible percibir detalles. Luego

        brotó naranja, rojo el rojo sol
        en silencio, y rompiendo desde el centro una rasgada nube,

        sacudió el fondo abierto, hizo ver el azul
        y los grandes planetas suspendidos.

        Yo volví,
        tropezando en la fiebre de mi sueño, hacia el bosque

        desde las cimas encendidas,
        a donde estaban los caballos. Ahí seguían,

        ahora humeando y brillantes en la luz,
        sus lacias crines pétreas, sus cascos delicados

        conmoviéndose en el deshielo mientras todo alrededor
        fulguraba en los fuegos de la escarcha. Pero seguían en silencio.

        Ninguno hizo un sonido,
        con sus cabezas suspendidas, sin apuro, igual que el horizonte,

        muy arriba del valle, bajo los altos rayos rojos.
        En las calles ruidosas, a través de los años, las personas,

        ojalá pueda siempre recordar este sitio solitario
        entre los rayos y las nubes rojas, donde escuché los pájaros,
        donde escuché durar los horizontes.


       ("hablar de poesia", traducciòn de alejandro crotto y diego alfaro palma)

miércoles, 3 de julio de 2019

Minerva Margarita Villarreal (1957 )

La casa



La casa que construiste fue arrasada
Vi como sucedió
como se desprendían paredes y ladrillos
El techo voló
sobre los huesos
y el paisaje entre la hierba abrió
echó raíces bajo las plantas de mis pies
Estoy anclada
y esta casa mojada por la lluvia
esta casa azotada por el viento
hecha polvo
y materia que crece
Esta casa soy yo



("arquitrave", no.67)

martes, 2 de julio de 2019

Jesùs Flores Olague (1947 )

Ceniza del alba



El recado era muy claro,
debe esperar la llamada
entre las cuatro y las cinco;
el telèfono sonò puntual
seis, siete veces,
tal vez una docena inùtilmente;
me puse a leer
y me acordè de la mañana en que supe de tus ojos,
de tus sueños, de tu nombre,
y en pos de ella se fue mi pensamiento
con alas que alguna vez fueron doradas.



En la mesa de trabajo
una hoja blanca
retiene la tibia luz,
miro en atardecer
desde este rincòn tan familiar
mientras doy unos pasos
por la alfombra
dibujando fràgiles mapas,
en mi garganta se va afinando
el grito,
el milagro.



("ceniza del alba", ed. juan pablos, mèxico, 1995)

lunes, 1 de julio de 2019

Manuel Ulacia (1953/2001 )

Fiesta en un jardín de Tánger



A medianoche,
cuando la bóveda
estaba cuajada de estrellas
y los cometas,
uno tras otro,
caían sobre el mar,
entraste en el jardín secreto
para hallar en él otro cielo:
cien tortugas llevaban
sobre el caparazón
una veladora encendida;
al caminar formaban
constelaciones imprevistas,
titilantes y luminosas rimas,
otra escritura,
por el azar creada.



("arquitrave", no. 67)