miércoles, 31 de octubre de 2018

José Revueltas (1914/1976 )

Prólogo: "un ser con la bandera herida"





Bien. Comencemos por decir que esta novela de Carlos Eduardo Turón es ignominiosa; algo que merece afrenta, llena, cargada de un lúcido cinismo, despierta, desnuda. Si Bernard Shaw la hubiera escrito, la incluiría -a su manera- entre sus obras "desagradables". Pues esta gran novela de Turón es "desagradable", esto es, crítica. Resulta de ella todo el mexicano, si se toma en el mal y en el "buen" sentido de la palabra. Desnuda es poco decir, puesto que la envuelve un pudor extraño y una extraña y subyacente ternura. Creo firmemente que Turón inaugura en la literatura de nuestro país, los monstruos inadvertidos, ay, quizá los monstruos que tienen piel de espanto y alma de ángel. Turón está lejos de imaginarse el camino atormentado, pero además lúcido -y tantas cosas más-  que le espera en su tarea de escritor. Es de los pocos que ha de desarrollarse vivo, centímetro a centímetro, si es que existe alguna medida para entrar en uno mismo y mirarse, rodearse, no ser nada, no ver ningún límite y no obstante seguir.

No es posible hablar de su literatura sin hablar de él mismo. Transparente, un tanto ingrávido, apenas lo necesario para ver la vida con una poesía irrecomendable, esto es, para ser tomada en secreto, en absoluta clandestinidad del espíritu. Carlos Eduardo -puedo asegurarlo- no tiene pies. Camina sin sentirlo, asido a quién sabe qué columnas invisibles, siempre dándose al cielo. Es algo como un caballo en el mar, expuesto a su propia escultura, una especie de escultura para una nueva Atlántida.

 Su bárbara novela cautiva; es áspera y desnuda; por momentos nos da de bofetadas, pero segundos después nos acaricia: hay un pequeño dios que juega. Debe uno resistir a la barbarie y a la finura, situarse bajo el árbol donde algún harapiento ser nos dice cosas de amor, de desesperación, de indolencia cándida y de ferocidad enloquecida y dulce. ¿Qué podemos decir más? Un monstruo alado, un ángel desnudo, un ser con la bandera herida, que se pregunta, que se pregunta...


                                                                                                                                  2 de febrero de 1976


[preámbulo a edición prima de "sobre esta piedra", editorial oasis, méxico, 1981]

martes, 30 de octubre de 2018

Juan Manuel Villalba (1964 )

Sin luna



Aléjate, descansa de la luna
que más tarde será viento brillante
castigando a los árboles sin tregua.
Los cubre con su plata envejecida.
Aléjate de su luz lenta, cruda,
que pretende mentirte silbando en tus oídos
igual que un niño enfermo y contagioso.
La luna trae puñales disueltos en el aire
que quieren engañarte con sus cuentos.
No hagas caso. La luna te seduce,
te quiere como un alma en su bolsillo,
hipnótica y confusa, te quiere para sí.
La luna es la antesala del desastre,
la alfombra de las ráfagas de viento,
del cielo y sus maldades, mandando un canto frío
que rapte tu descanso y mine tu confianza.
Yo así lo aprendí, aléjate y no mires atrás.
La luna es un invento de alguien que escribió.
O nada o luna, elige con premura,
no mires hacia arriba, no caigas en su pozo
igual que yo lo hice, no puedes permitirte
beber de su crueldad. No mereces permitirte
estar tirando versos media vida
igual que yo lo hice cayendo en su locura.
Si acaso, de reojo, salúdala con tiento,
respira y disimula. La luna es el comienzo
de mil noches de tinta malgastada,
de miles de problemas sin respuestas,
de versos y delirios confundidos
por no escapar a tiempo de su ojo nuclear.
La luna ha envenenado este poema,
yo quiero protegerte, salvarte para siempre.
Déjame a mí la luna, libérate sin miedo.
Mi caso está perdido. Tú aún estás a tiempo
cargando entre mis hombros su blanca tempestad.


("father gorgonzola")

lunes, 29 de octubre de 2018

Lêdo Ivo (1924 /2012 )

Incluso cuando solitario



Preparé una fogata en el bosque
para calentar a los que lejos de mí
están sintiendo frío.
Con la harina más pura hice el pan
para nutrir a los que cerca de mí
están sintiendo hambre.
Cavé un pozo y encontré
el agua prometida
para los que mueren de sed.
Soy agua, fuego y pan. Y a las sombras de los remotos horizontes
no las separo de las voces que están cerca.
Soy lejos y cerca en los claros abiertos
o en el bosque cerrado, en el silencio
de la flor que se abre.
Y fluido como el agua y duro como las rocas
estoy siempre donde está el dolor del mundo.
Incluso cuando solitario camino entre los hombres.



("life vest under your seat", s/c al traductor)

domingo, 28 de octubre de 2018

Claudio Rodríguez (1934/1999 )

Cielo



Ahora necesito más que nunca
mirar al cielo. Ya sin fe y sin nadie,
tras este seco mediodía, alzo
los ojos. Y es la misma verdad de antes
aunque el testigo sea distinto. Riesgos
de una aventura sin leyendas ni ángeles,
ni siquiera ese azul que hay en mi patria.
Vale dinero respirar el aire,
alzar los ojos, ver sin recompensa,
aceptar una gracia que no cabe
en los sentidos pero les da nueva
salud, los aligera y puebla. Vale
por mi amor este don, esta hermosura
que no merezco ni merece nadie.
Hoy necesito el cielo más que nunca.
No que me salve, sí que me acompañe.


("life vest under your seat")

sábado, 27 de octubre de 2018

Eugénio de Andrade (1923/2005 )

Eros



Nunca o verão se demorara
assim nos lábios
e na água
– como podíamos morrer,
tão próximos

e nus e inocentes?



("canaldepoesia")

viernes, 26 de octubre de 2018

Circe Maia (1932 )

Cruzando a pie una zanja



Descalzándose
se puede atravesar paso a paso
muy despacio
por piedras, por arena
por el medio del agua que te ignora
y pasa velozmente.

¡Tanta prisa por nada!
pero allá va por arriba de aquellas
piedras chatas, saltando
por encima de otras
que resisten.

No va así, tan veloz, el pensamiento.
Como esos pequeños remolinos
que se veían en la superficie
gira sobre sí mismo.


("otra iglesia es imposible")

jueves, 25 de octubre de 2018

José Agustín Goytisolo (1928/1999 )

El aire huele a humo



¿Qué hará con la memoria
de esta noche tan clara
cuando todo termine?
¿Qué hacer si cae la sed
sabiendo que está lejos
la fuente en que bebía?

¿Qué hará de este deseo
de terminar mil veces
por volver a encontrarle?

¿Qué hacer cuando un mal aire
de tristeza la envuelva
igual que un maleficio?

¿Qué hará bajo el otoño
si el aire huele a humo
y a pólvora y a besos?

¿Qué hacer?¿Qué hará? Preguntas
a un azar que ya tiene
las suertes repartidas.



("poesi.as")

miércoles, 24 de octubre de 2018

W. B. Yeats (1865/1939 )

Recuerda la belleza olvidada



Cuando te estrecho entre mis brazos
arrimo al corazón una belleza
que se extinguió del mundo hace ya mucho;
coronas enjoyadas que al huir sus ejércitos
los reyes arrojaban a lagunas sombrías;
cuentos de amor que damas soñadoras
hilvanaban con seda
en telas que ha mordido la polilla asesina;
rosas que desde siempre
las doncellas prendían a su pelo,
lirios frescos como el rocío
que las damas lucían por pasillos sagrados
donde el incienso alzaba tales nubes
que sólo Dios podía abrir los ojos:
pues aquel pecho pálido y aquella mano persistente
provienen de una tierra más sumida en el sueño,
de un tiempo más sumido en el sueño que el nuestro;
y cuando entre dos besos tú suspiras
escucho suspirar a la blanca Belleza
por la hora en que todo ha de morir como el rocío,
mas llama sobre llama, abismo sobre abismo
y trono sobre trono, sumidos en letargo,
el peso de la espada en sus férreas rodillas,

cavilan sus altivos misterios solitarios.


("perros en la playa", trad. jordi doce)

martes, 23 de octubre de 2018

José Watanabe (1945/2007 )

La natividad



Esta es tu patria, hijo mío,
un establo donde tu madre
ya duerme
de regreso a nuestra especie:
hasta ahora
ella era un animal mítico: el vientre
avanzado
y habitado
por Ti, entonces voraz nonato,
que le consumías hasta los huesos.

Soy un hombre añoso, he visto
todo. Sin embargo,
me sobrecoge mirarte, mi recién nacido:
a pesar de las madres
todo niño está abandonado
sobre la vastedad de una tierra callada.

Tu madre,
muchacha todavía sorprendida
por Ti, no cantó
una canción de cuna. Mirándote
sólo murmuró inacabablemente:
es espantoso esperar de Él
lo que esperan.



("marcelo leites")

lunes, 22 de octubre de 2018

Alfredo Fressia (1948 )








Impudictia


En mi lecho no has sido
el mejor de los amantes, Fabio,
ni has brillado en la guerra
ni en las cacerías.

Pero en el claro de luna
yo lamo el semen de la noche
en tu cuerpo de hombre joven.

Tú te dices poeta
y, aunque no me lo perdones,
Fabio, el poeta soy yo.


("poeta en el edén", la cabra ediciones, méxico, 2012)

domingo, 21 de octubre de 2018

Uriel Martínez (1950 )

La flaca



La flaca de enfrente llega
temprano, de lunes a sábado
pasa la escoba por el porche,
el patio y después recoge las hojas
que el viento desprende de árboles.

La flaca deja temprano a sus chicos
en la escuela, les prepara el lonche
a primera hora de la mañana.
Como es su costumbre los bendice
y besa a cada uno en la mejilla.

Los hijos de la flaca saben
que cada mediodía regresarán
solos a casa, que mamá trabaja
para todos.

Cada mañana la flaca de enfrente
me saluda y me desea un día de ventas
buenas, de relaciones públicas
de primera. Ella no lo sabe
pero llevo una medallita de cobre
en el pecho con su nombre.

Que el Señor la guarde por muchos años,
dice mi amuleto.


[Inédito]

sábado, 20 de octubre de 2018

Ramón López Velarde (1881/1921 )

El son del corazón



Una música intima no cesa
porque transida en un abrazo de oro
la Caridad con el Amor se besa.
¿Oyes el diapasón del corazón?
Oye en su nota múltiple el estrépito
de los que fueron y de los que no son.
Mis hermanos de todas las centurias
reconocen en mi su pausa igual,
sus mismas quejas y sus propias furias.
Soy la fronda parlante en que se mece
el pecho germinal del bardo druida
con la selva por diosa y por querida.
Soy la alberca lumínica en que nada,
como perla debajo de una lente,
debajo de las linfas. Scherezada.
Y soy el suspirante cristianismo
al hojear las bienaventuranzas
de la virgen que fue mi catecismo.
Y la nueva delicia, que acomoda
sus hipnotismos de color de tango
al figurín y al precio de la moda.
La redondez de la Creación atrueno
cortejando a las hembras y a las cosas
con un clamor pagano y nazareno.
¡Oh, Psiquis, oh mi alma: suena a son
moderno, a son de selva, a son de orgía

y a son marino, el son del corazón.!


("poetaspoemas")

viernes, 19 de octubre de 2018

Aurelio González Ovies (1956 )

Un vómito de sangre


UN vómito de sangre                 
                                   
mató a mi abuela;                   
                                   
estaba en la cocina, cardando       
                                   
lana, y cayó como un pájaro.       
                                   
Mi abuelo navegaba y cuando un día 
                                   
arribó                             
                                   
se colgó de una viga.               
                                   
Murió loco de pena, se comentaba.   
                                   
Dicen los que lo vieron             
                                   
aquellas tardes                     
                                   
que orinaba en las manos y se reía, 
                                   
y se arrancaba el pelo y se reía,   
                                   
y comía las hojas de la higuera.   
                                   
Y que compró jilgueros y malvises   
                                   
y gallinas y gallos                 
                                   
y que tapió las puertas y ventanas 
                                   
y se encerró... y nada,             
                                   
se colgó de la viga.               
                                   
Mi abuela era muy joven;           
                                   
dejó a mi madre                     
                                   
con cuatro años cumplidos           
                                   
y a su hermano de seis,             
                                   
Aurelio, como yo,                   
                                   
a quien, hacia los treinta,         
                                   
le reventó la aorta. No sufrió     
                                   
apenas.                             
                                   
A mi madre la sangre               
                                   
le dio siempre también bastante     
                                   
guerra.                             
                                   
Que nada..., como                   
                                   
suele decirse, en esta             
                                   
puta vida                           
                                   
una pena se cura con otra           
                                   
pena                               
                                   
y una herida se cierra             
                                   

con otra herida.


("poetaspoemas")

jueves, 18 de octubre de 2018

Alfredo Fressia (1948 )

Santo Domingo mulato


La Iglesia y la Cárcel Real bajo la luna,
souvenirs de la Conquista, espectros íntimos
del siglo XVI en la Hispaniola.
Él me esperó tras el Alcázar de Colón
con el viejo walkman al oído
y una flor de caoba para la suerte.
Apresé su carne
y su alma
en mi boca, mi hostia
sucia y sagrada.
Después me fui por la calle del Conde,
limpias las comisuras de los labios.
Un tambor escapaba del centro de la isla.


("poeta en el edén", la cabra ediciones, méxico, 2012)

miércoles, 17 de octubre de 2018

Enriqueta Lunez (1981 )







Hincada


Hincada ante mi cruz
añoro la muerte,
mi espalda carga tu maldad,
mi cuerpo el poderío de tus brazos.
Niño-hombre, en mi vientre guardo tus temores.


+++

Kejelun


Kejelun chkok'itajba ta yichon kjurus
ta jvul ko'nton, ta jk'an jchamel,
jkuchoj ta jpat apukujil
Ka'vinoj ta jbektal syalal ak'obtak.
Kuni malal, jnak'oj ta ko'nton axi'elal.



("cantos de luna/ Sk'eoj", pluralia ed., méxico, 2013)

martes, 16 de octubre de 2018

George Bacovia (1881/1957 )

Poema final



Debo beber para olvidar lo que nadie sabe,
escondido en el profundo sótano, sin decir una palabra,
solo para fumar,  desconocido a la gente.
De otro modo es difícil, aquí, en este mundo...

En la calle la vida y la muerte bullen
permitiendo a los poetas llorar sobre su vanos poemas...
Yo sé...
Pero el hambre terrible no es ni sueño ni broma;
ni el plomo, la tormenta, el desgaste
y el fin...
Historia contemporánea:
es hora... todos mis nervios lo desean...
Oh ven de una vez, magnífico futuro.

Debo irme para olvidar lo que nadie sabe,
contraído por crímenes burgueses, sin decir nada,
solo para perderme el mundo, desconocido por todos.
De otro modo es difícil aquí... en la Tierra.


("contigo", inédito, versión de alqs garrigóz)

lunes, 15 de octubre de 2018

Robin Myers (1987 )

La ex novia de mi novio me corta el pelo en Belén



Hace mucho, él la amó
y por un largo tiempo.
Toma un mechón de pelo mío en un puño.
Arriba, el cielorraso se arquea
como las costillas de una ballena destripada.
Me siento en una silla en el rellano.
Me dice: “No te va a doler ni un poco.”
Cuando me muevo, una mano entonada por el alcohol
me corrige, sosteniéndome la sien.
Está oscuro. Él espera adentro,
como si siguiese el ejemplo
de la luz. No puedo parar de acordarme
de dónde estoy. Al final de la calle
está la panadería que abre de noche, el negocio de la esquina
con sus estantes llenos de Raid y huevos,
la cueva donde Jesús se atragantó
con sus primeras bocanadas de aire mohoso.
La tijera me tira del pelo
y me lo corta apenas
debajo de los hombros. Shhh, tranquila,
dice ella. Está rapada
al ras. Todavía no sé
contar en su idioma.
Después voy a aprender y a olvidarme de nuevo.
Listo, anuncia con
una brusquedad que es casi ternura.
Mucho mejor. El camión que reparte
las garrafas de gas canta su triste canción.
Empieza a llover. Ella enciende
otro cigarrillo. Adentro,
él me toca la frente,
sonriendo, y parece sorprendido,
el espejo de su cara oculta
si estoy cambiada o estoy

exactamente igual.


("opcitpoesia", trad. ezquiel zidenwerg)

domingo, 14 de octubre de 2018

León de Greiff (1895/1976 )

Más breve



No te me vas que apenas te me llegas,
leve ilusión de ensueño, densa, intensa flor viva.

Mi ardido corazón, para las siegas
duro es y audaz... para el dominio, blando...

Mi ardido corazón a la deriva...
No te me vas, apenas en llegando.

Si te me vas, si te me fuiste... cuando
regreses, volverás aún más lasciva
y me hallarás, lascivo, te esperando...


("otra iglesia es imposible")

sábado, 13 de octubre de 2018

Adélia Prado (1935 )

Tregua



Hoy estoy vieja como quiero estar.
Sin ninguna estridencia.
Cambié todos los deseos por recuerdos
y una tacita de té.

+++


Trégua


Hoje estou velha como quero ficar.
Sem nenhuma estridência.
Dei os desejos todos por memória
e rasa xícara de chá.


("cómo cantaba mayo", trad. diana bellessi)

viernes, 12 de octubre de 2018

Jorge Teillier (1935/1996 )

Bajo un viejo techo



Esta noche duermo bajo un viejo techo,
los ratones corren sobre él, como hace mucho tiempo,
y el niño que hay en mí renace en mi sueño,
aspira de nuevo el olor de los muebles de roble,
y mira lleno de miedo hacia la ventana,
pues sabe que ninguna estrella resucita.


Esa noche oí caer las nueces desde el nogal,
escuché los consejos del reloj de péndulo,
supe que el viento vuelca una copa del cielo,
que las sombras se extienden
y la tierra las bebe sin amarlas,
pero el árbol de mi sueño sólo daba hojas verdes
que maduraban en la mañana con el canto del gallo.


Esta noche duermo bajo un viejo techo,
los ratones corren sobre él, como hace mucho tiempo,
pero sé que no hay mañanas y no hay cantos de gallos,
abro los ojos, para no ver reseco el árbol de mis sueños,
y bajo él, la muerte que me tiende la mano.


("rua das pretas")

jueves, 11 de octubre de 2018

Igor Barreto (1952)

Estas garzas


A la memoria
de josé natalio estrada.

Estas garzas
deben ser castellanas
porque forman una V al volar.

Abajo

los ríos se represan
y se hacen cada vez más anchos.

Dos manatíes afloran
y lanzan tenues chorros de vapor blanquecino.

La vieja casona del puerto:
bisagras, cerraduras de bronce.
En el meandro constelado de uno de sus cuartos
los pezones negros de una mujer.

La cúpula
de la iglesia.
En un nicho de su fachada
el enyelmado guerrero
pregunta al ya caído en el hondón:
¿Quién como Dios? ¿Quién como Dios?
¿Quién como Dios?

Y más allá la sabana,
el polvo con el viento tras los viajeros
y el ganado,
y tras ellos el tardío anhelar del corazón.

Que sople fuerte el viento del idioma

para que estas aves lleguen lejos.


("la cola de rata")

miércoles, 10 de octubre de 2018

Issa Kobayashi (1762/1826 )

Haikus de primavera



1
Sé amable con las crías
de gorriones:
¡te cagarán encima!

2
Sale volando
de la nariz del buda
la golondrina.

3
Dos muñecos
cubiertos de hollín
una mujer y un hombre
arrinconados.


("hablar de poesía", no.37, versiones de alberto silva)

martes, 9 de octubre de 2018

Gisela Galimi (1968 )

Estación



El invierno termina algún día incierto.
Ni antes ni después
que finalice el frío.
No importa como lo llames,
ni la fecha que dicte el almanaque.
El invierno es invierno.
Las muchachas podrán ignorarlo
y vestir primavera en septiembre,
enamoradas de las quimeras.
Pero una mujer ya tiene su experiencia.

Todo llega a su debido tiempo.


+++

Fin



Mi cuerpo se abre,
se desgrana.
Fruta sin árbol caí,
porque otoñesía,
porque estaba madura
o porque ya no tenía ganas de quedarme.


("los poetas")

lunes, 8 de octubre de 2018

Igor Barreto (1952 )

Hambre


Tienen hambre
y han abierto
la boca.

Un árbol entero
podría colocarse
en ella

y un río
entero,
hasta unas montañas

con sus picos
y lomas.
Todo cabría

envuelto
en saliva,
en paños blancos.

La saliva
se estira
y ablanda el paisaje:

unas vacas pastan
en la profundidad
de su inocencia

y los caballos
sobre la barda
como estelas funerarias.

Piedad
para los que son
pasto y hueso

porque luego
serán triturados
por el deseo

bajo el cielo
incendiados,
y el ansia

y las paredes
del cosmos
se moverán

y el paisaje quedará guardado
en el saco ácido
de la desmemoria.

El deseo
de comer
lo incomible:

el perro fiel
calles y aceras,
edificios y trenes.

La hoguera de vidrio
de la pequeña ciudad
está encendida.

Devoración, devoración,
no importa cuánto
y cómo.

La hambruna,
la resaca súbita
del ánimo

una epidemia
masiva,
la voracidad

el ventoso remolino
de las aves carnívoras,
el entenebrecimiento.




("latin american literatura today")

domingo, 7 de octubre de 2018

Uriel Martínez (1950 )


Puertas del día


Salí temprano al súper:
la vi de lejos con tres bolsas
de plástico litografiado -de esas
que tardan miles de años en asimilarse
al suelo-, su bolso de dama de ojos hermosos,
la columna subyugada por la gravedad
que da el paso del tiempo.
Se me figuró mi abuelo también
con vértebras vencidas
como quien busca el sitio
en que se abrirá de una bocanada
el piso.

Iba yo en busca de jabones,
de lácteos, de púrpura para mis ojos
cada día más vencidos, doblegados
como los andenes que me claman,
como quien busca tranvías a otra
parte, a zonas y franjas oscuras
del deseo. de la espera.

La vi ascender escalones,
descansaba su carga peldaño
a peldaño, el perfume del pelo,
la fragancia discreta detrás de uno
y otro lóbulo; el bolso negro en que llevaba
cash, chequera, tarjetas de identidad,
quizá una carta de amor manuscrita,
una viñeta, un borrador de un "te amo, loco".

No supe su nombre pero lo imagino
Sophie, Melisa, Rosario y Fermina la hermosa,
la de piel y labios desgastados.


[Inédito]

sábado, 6 de octubre de 2018

Wingston González (1986 )


Vida de parque



Por qué no dormís, Marcial, hoy que suspendieron
todas las licencias y no brotan pasiones escondidas.
Tras aquellos campos de golf que ves rechinan los
dientes de la hermosa policía tres veces de noche.

Despertar y despertar insomne a falta de oficios
tu corazón, a poco aguacero al final de la grama
unge sus piernas en la desnudez salobre de la vida
abecerrada, confuso cubo de basura, sueños coloridos
agencia publicitaria para lagartijas moribundas
entre oscuras fuentes vítreas, desiertos helados
y ropa seca avisando a gritos desde el aeropuerto
que cesó la marea para la gente sola, para la gente
que desde hoy aspira con fuerza a zumbidos de perros
a comedores para momias, funerales y oficinistas
a levantarse con algún pubis exhausto en la cara,
recortes de prensa infantil lanzada del infierno,
telarañas sobre los pechos redondos, los pechos
suaves como serifas, lechosos que muestran impunes
los héroes enfermos en los carros blancos del aire.

Por qué no dormís, Marcial: que tu sueño sea yodo
para la nieve que tiñe una noche de otra noche
más grande aún que el César, la repartición de su
muerte y cielo diurno apagado al calor del laurel
y del rocío hinchado, extenso, como si no acabase
como lengua de caballo roza desprendida del paladar:
Así siempre la vela, parca vela, respetuosa vela.

¿Por qué no te dormís, eh Marcialito? ¿Cuántos
aeroplanos de fuerza necesita la nación romana
para aguantar así tus párpados en la bruma? ¿eh?:
Retírense monstruos, retírense con este año autos
de la Avenida Central; desaparezcan y dejen a solas
el alumbrado público y a los ciudadanos recortados
por leyes agrícolas y piedras más rápidas que la
ansiedad de grabaciones viejas de televisión.
El dominio de la guardia sobre fuegos atónitos
sobre el reflejo propio en el cabello propia, sobre
la heroica distracción de un elefante. Pesan más
que la muerte trágica de adolescentes esos párpados.
Pesan más que la durísima urgencia de prodigios
que la sed eléctrica de la civilización inmóvil
ocupada adentro por desocupados trágicos, por su
hermosa y disolvente vida de parque, frío, mediodía.

Pesan más que las coronas de mujeres valientes que
llorando sobre rocas gritan que harán algo grande
para que la gloria cubra sus cadáveres desvestidos.
Eso es un mártir: Un(a) joven virgen de curiosidad
una ardiente simulación de incertidumbre, una casa
que se derrumba para ser habitada después, Marcial.

¿Ves? tras aquellos campos de golf rechinan los
dientes de la hermosa policía tres veces de noche.
Yo no quiero que retroceda el invierno sobre mí así
y por qué no dormís entonces. Si pronto los cuerpos
arderán por mi causa, se revelará la suerte de los
asteroides que brillarán sobre el ganado, el miedo
el exquisito miedo, la juventud que se desvanece
en la locura completa de la sangre coagulada:
Dejaste caer un dios al jardín vacío para apagar mis
celos lubricados por las llamas de la sumisión.
No soy imbécil, viejo amor mío. No soy imbécil.


("los poetas del 5")

viernes, 5 de octubre de 2018

Alberto José Pérez (1951 )

Viejo


Es verdad,
no es sueño del que sueña,
estoy tan viejo
que se me pierde la Cruz del Sur
en el firmamento.

no lo duden,
es verdad,
estoy viejo,
ya con poca memoria,

casi olvido,
la vida de unos años,
cuando colaba el café de madrugada
y no tenía que recordarla,

lo bebía lentamente,
con los ojos cerrados,
delicioso, delicioso,
como un murmullo,
se le escuchaba decir,
con el pocillo entre sus manos,
desnuda,
sentada en el borde de la cama,
como una diosa,
olorosa a río Apure.


+++

Marzo



en marzo al río lo abraza la muerte

a la intemperie
sus pulmones de arena
van cesando
sin lluvias conque cobijarse

va pálido
el río de mi corazón
con los ojos rojos
incierto en su destino
como todo lo del planeta.


("letralia")

jueves, 4 de octubre de 2018

James Tate (1943/2015 )

La mujer de Waylon



Loretta tenía un gallo que era tan arisco
que ya nadie la podía ir a visitar. Loretta amaba
a ese gallo, y el gallo amaba a Loretta
y pensaba que era su mujer. Así que solamente
veíamos a Loretta cuando bajaba al pueblo.
Nos encontrábamos en Mike’s Westview Café y tomábamos
cerveza con ella toda la noche. El gallo
se llamaba Waylon, y ella se la pasaba hablando de Waylon
toda la noche, y si uno no sabía habría creído
que hablaba de su esposo. Yo sabía,
y aun así creía que hablaba
de su esposo. “Waylon no se sentía del todo
bien esta mañana.” “Waylon estuvo tan dulce conmigo
anoche.” “Waylon es tan hermoso, a veces
no lo puedo dejar de mirar”. Sigue siendo
divertido salir con ella, y a mí me parece totalmente
normal. Cuando cierran el bar, nos despedimos
y yo le doy un beso a Loretta, apenas un piquito, porque
sé que está casada con un pollo, y eso me parece digno
de respeto. Waylon la hace feliz de maneras de las que yo nunca
sería capaz. El cielo estrellado, la policía escondida en los
arbustos, por Dios qué lindo es estar vivo, pienso, y
hago pis detrás de mi auto en la oscuridad de mi propia oscuridad
privada.


("periódico de poesía", trad. ezequiel zaidenwerg)

miércoles, 3 de octubre de 2018

Alejandra Pizarnik (1936/1972 )


Siempre



Cansada del estruendo mágico de las vocales
Cansada de inquirir con los ojos elevados
Cansada de la espera del yo de paso
Cansada de aquel amor que no sucedió
Cansada de mis pies que sólo saben caminar
Cansada de la insidiosa fuga de preguntas
Cansada de dormir y de no poder mirarme
Cansada de abrir la boca y beber el viento
Cansada de sostener las mismas vísceras
Cansada del mar indiferente a mis angustias
¡Cansada de Dios! ¡Cansada de Dios!
Cansada por fin de las muertes de turno
a la espera de la hermana mayor
la otra la gran muerte
dulce morada para tanto cansancio.



Fiesta en el vacío



Como el viento sin alas encerrado en mis ojos
es la llamada de la muerte.
Sólo un ángel me enlazará al sol.
Dónde el ángel,
dónde su palabra.

Oh perforar con vino la suave necesidad de ser.


("barbas poéticas")

martes, 2 de octubre de 2018

Elvis Guerra (1993 )

Poesía



La poesía es una niña regañada
que camina descalza en un bosque lleno de perros;
es la lluvia que cae en un día soleado.

La poesía es una forma de morir por instantes:
viajar con la abuela en un tren que tiene alas,
viajar desnudo en el lomo
de un cactus que vomita espinas.

La poesía no es más que un amante
esperándome en la noche
pero no para lo que algunos piensan,
sino para empezar una discusión
siempre inacabada.


+++

Diidxaguie'


Diidxaguie' naca ti  dxapahuiini' gudindené cabe
ti rizá xieeñee ndaani' ti gui'xhi' guidxi bi'cu';
laani nga nisaguié cayaba neca cá gubidixa.

Diidxagui' zadegaca sica ti guendaguti qui rindaa:
chincu jñaabiida' lu' lu ti maniguiiba' napa xhiaa,
cheu' xieela' du' deche
tu bidxitoope cadxi'ba guiichi.

Diidxaguie' rului' ti jnadxii miati'
cabéza laa lu gueela'
xisi cadi nuu guni ti cani' ique tu,
laa laga ruzulu ti guendaridinde
qui guinni dxi guiluxe.


("declaración de ausencia/ Xtiidxa' ni ze", pinos alados ediciones, mexicali, bc, méx., 2018)

lunes, 1 de octubre de 2018

Manuel Bolom Pale (1979 )

Divina señora...


Divina señora, que estás en los cielos;
divina señora, que estás en la tierra;
dueña del firmamento,
dueña del mundo.
Déjame recoger la palabra
en nombre de los ecos
en nombre de los acantilados
en nombre de los pájaros nocturnos,
que se impregne
que se adhiera
en cada rama del árbol de mis huesos,
en cada río de las venas de mi cuerpo
en cada golpe de su sonido,
en cada grito de la palabra,
en cada rumor de voces ocultas
como el sudor de la tierra,
como el deseo de la eternidad,
que descanse en mi vena
en mi cuerpo
en mi rostro
en mis oídos
el gruñido de los jaguares.


                                                                  (alebrije angélico jiménez)

Ch'ulmetik, oyot ta vinajel;
ch'ulme, oyott ta ch'ul balamil;
yajvalel vinajel,
yajvalel balamil.
Ak'bun ak'o jop ti k'ope
ta sbi xuk'umal k'op
ta sbial xojlejal osil
ta sbi mutetik ta ak'0bal,
ak'o stsak sba
ak'o spak'an sba
ta jujun sk'ob ste'el jbakel,
ta jujun sbe yuk'umal jch'ichel
ta jujun stijob,
ta jujun avanel k'op,
ta jujun vochetel nak'bilal k'op
k'uchel sjobal balamil,
k'uchel sk'anel ta sbatel osil,
ak'o skux ta yav jch'ich'el
ta jbbek'tal
ta yeloval jsat
ta jchikin
li yavanel ti bolome.


("fiesta de la chicharra: un discurso ceremonial para matrimonio/ sk'inal xikitin: k'opojel yu'un nupunel", ed. sría. de cultura, méxico, 2017)